Por Edgar Fernández Herrera
Para la gente que me conoce, sabe que soy un gran fanático del blues. Siempre he pensado que no hay música más honesta que el blues y, sus intérpretes, verdaderos mitos con leyendas casi imposibles de creer.
Dentro de esos grandes artistas, se encuentra una mujer fuera de serie; con una voz que nadie iguala. Su actitud frente a las circunstancias también era de atención: se separó́ de un marido maltratador, era de raza negra y gozaba de la vida con libertad (una combinación que por aquellos años hicieron que muchos dedos la señalaran). Fue la primera en grabar un disco de blues y dejó un legado inconfundible. Murió́ el 26 de septiembre de 1937. Me refiero a la “Emperatriz del Blues”, a la grandiosa Bessie Smith.
Escuché a Smith por vez primera hace como diez años; por esos días, la música que sonaba no era de mi interés. Comencé́ una faceta a la que denominé “arqueólogo musical”, pues buscaba grabaciones de blues de antes de la 2ª Guerra Mundial; es decir, música grabada entre las décadas de los veinte y los treinta. En una de esas búsquedas, escuché la majestuosa “Nobody Knows You When You're Down & Out” con la “emperatriz”.
Smith nació́ en 1894 en el seno de una familia pobre; con este ambiente y en la búsqueda constante de alguna mejoría, pronto salió́ a las calles a cantar, fue así́ que la descubrió́ Ma Rainey, otro icono de la música, y con ella comenzó́ a bailar y a cantar.
Su carrera discográfica duro sólo diez años, pero le bastó para fundar el sonido del blues clásico y el del siglo XX. Marcó el ritmo más allá́ de su época.
Bessie vivió́ como quiso y la libertad de su espíritu no le fue perdonada, sobre todo por los hombres que pasaron por su vida y que le reprocharon su vida sexual, pues la consideraban una “adicta al sexo” con hombres y mujeres por igual. El chiste era disfrutar la vida. Dice la leyenda que alguna vez persiguió́ por la calle, arma en mano y completamente desnuda, a un amante (asunto menor si se le compara con los desmanes que arman las Kardashians o las Cyrus, que no tienen la honestidad ni la actitud que tenía la gran diva del blues).
El mundo perdió́ esta gran voz un 26 de septiembre de 1937 en un accidente de tránsito rumbo a una presentación en Memphis, dicen que, al fallecer, el blues quedó devastado y de luto, pero su estrella aún sigue brillando.
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