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viernes, 25 de febrero de 2022

George Harrison


Por Edgar Fernández Herrera

 

Un 25 de Febrero pero del año 1943, nacía en la ciudad de Liverpool, el gran George Harrison, hoy hubiera cumplido 79 años.

 

Música aterciopelada


 

Por Oscar Fernández Herrera

 

Los Aterciopelados son una banda colombiana que se distinguió grandemente al fusionar rock pop con algunas tonadas de la música tradicional de su país. El éxito internacional llegó con los sencillos “Bolero falaz” y “Florecita roquera”, si bien sus seguidores fácilmente pueden agregar a la lista muchísimas rolas más. De igual forma, Andrea Echeverri, líder de la agrupación, se apropió de un pedacito de la historia del rock latinoamericano gracias a su maravillosa participación en el “unplugged” de Soda Stereo. “En la ciudad de la furia” sigue resonando con impresionante fuerza después de tantos años.

 

Conocí a Los Aterciopelados gracias a la vorágine que produjeron las canciones antes citadas, ya que casi nadie escapó a su embrujo; no obstante, mi desmedida fascinación por ellos emergió cuando asistí al Teatro Metropólitan, en la CDMX, para escuchar los temas de “Gozo Poderoso”, un álbum con el que celebraban el fin del milenio y la llegada de una espiritualidad cósmica que los empujó a los grandes escenarios.

 

Producido por Héctor Buitrago, se trata de su trabajo más comercial hasta ese momento, si bien no contaba con algún hit del calibre de “Bolero falaz” o “Maligno”. Lo que destaca prontamente es esa inquebrantable fusión de ritmos folclóricos de su natal Colombia y la propuesta alternativa que los distinguió desde el principio, robustecida con discretos pero efectivos loops electrónicos. Todo ello fue bellamente decorado con letras más profundas y elaboradas.

 

Desde la inclasificable “Luz azul”, queda claro que la agrupación sudamericana nos preparó un discazo lleno de gratas sorpresas: emocionante, juguetón y hasta maduro. “Uno lo mío y lo tuyo” sobresale por ese llamado a la unidad que poco a poco se disipa entre egoísmos y materialismos. Pese a lo que pudiera pensarse, se le escucha puntual.

 

En “Rompecabezas”, Echeverri encuentra la fórmula ideal para desahogar sus penas amorosas y consagrar un resurgimiento. “Gozo poderoso” es una glorificación a la música, esa sublime manifestación artística que nos anima a vivir intensamente. Recuerdo que cuando la escuché quedé embobado.

“El álbum” y “La misma tijera” presumen el típico saber latino que nos define como pueblo. La primera resalta por sus ingeniosas letras, mientras que la segunda tiene los coros inconfundibles de la banda. “Transparente” desnuda la enérgica personalidad de Andrea, una declaración de principios.

 

“A su salud” es un magnífico cierre, pues está directamente relacionada con “Luz azul”, la primera canción de este disco. Está de más insistir: escúchelo y goce poderosamente.

El Libro de Boba Fett


 

Por Edgar Fernández Herrera

 

Hace unos días termine de ver “El Libro de Boba Fett”. Seamos honestos: Boba Fett fue un personaje cualquiera; eso sí, muy conocido ya que él fue quien atrapo a Han Solo y posteriormente lo llevó con Jabba The Hut. Después sería devorado por un monstruo en el desierto, si bien contó con apariciones esporádicas durante la franquicia. Fue en la segunda temporada de “The Mandalorian” lo que provocó el peso suficiente para que fuera acreedor a su serie.

 

A mi parecer, Boba Fett se volvió un personaje de culto gracias a su figura de acción: un prototipo que se caracteriza por tener una mochila que podía disparar un cohete, que se presentó durante la Feria del Juguete de Nueva York en 1979. Sin embargo, la producción fue cancelada debido a preocupaciones con respecto a su seguridad. Esta figura ha sido cotizada hasta en 150 mil dólares.

 

 

Pues bien, el año pasado se estrenó en la plataforma de Disney+ “El Libro de Boba Fett” con muchas expectativas por ser un personaje muy popular desde su aparición en The Mandalorian. Los resultados no son tan buenos, pues la serie es buena a secas, con un par de capítulos memorables. Son sólo siete capítulos dirigidos por Robert Rodríguez, Steph Green, Kevin Tancharoen, Bryce Dallas Howard y Dave Filoni, y escritos por Jon Favreau (y Dave Filoni en el caso del sexto episodio).

 

La gran duda era ¿cómo diablos sobrevivió Boba Fett a los dientes de la bestia Sarlacc? La respuesta me pareció muy facilona, pero tenían que sacar de las entrañas al mercenario favorito de Star Wars y darle su propia serie en la cual, por cierto, se abusó un poco del western para dejar relegada a la épica fantasiosa que ha caracterizado a “la guerra de las galaxias”. Se puede observar una historia más cruda y terrenal, ya que se siente mucho la influencia de la Trilogía del Dólar de Sergio Leone.

 

La serie se divide en dos eventos: el resurgimiento de Boba Fett y la guerra por el dominio de Tatooine.

 

 

Es en el primer evento donde la serie flaquea, pues tratan de explicar cómo Boba Fett debe sobrevivir a Tatooine y cuál será su posición en éste. Disney, vía Favreau y Filoni, recurre a la nostalgia y no me refiero precisamente a los personajes de antaño por excelencia. Usan al queridísimo Din Djarin y a Grogu para capturar la atención del respetable. Esto fue lo que levantó la serie en sus últimos dos capítulos. Puro fan service. El capítulo dirigido por Bryce Dallas Howard es increíble.

 

 

La serie me gustó, pero no supera a la de The Mandalorian. El impacto de este último con el tierno Baby Yoda fue de proporciones épicas, y volvió a surgir una emoción indescriptible por la saga de Star Wars. Boba Fett fue, en su primera temporada, la introducción para la tercera temporada del Mandalorian. Boba no se pudo quitar la sombra de Djarin y fue eclipsado. Veo muy complicado una segunda temporada del mercenario, y es una lástima porque Temuera Morrison dio vida al personaje principal de manera increíble. Desgraciadamente su potencial fue desaprovechado.

 

 

Definitivamente Boba Fett merecía algo más.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Nadie nos va a extrañar

  Por Oscar Fernández Herrera     Con frecuencia leo cómo la gente idealiza las décadas de los años sesenta, setenta e incluso ochenta...