Por Oscar Fernández Herrera
Caetano Veloso es reconocido mundialmente como el corazón del Tropicalismo, un movimiento artístico, filosófico y espiritual que unificó el folclor brasileño con el rock y la psicodelia norteamericanos. Con él, Gilberto Gil, Gal Costa, Tom Zé y Os Mutantes, entre otros tantos nombres, agitaron las consciencias más tradicionalistas del gigante sudamericano. Temas como “Cinema Olympia” (de Gal Costa), “Parque Industrial” (de Tom Zé), “Domingo no parque” (de Gilberto Gil), y “Alegria Alegria” (de Caetano Veloso) rediseñaron el panorama musical brasilero.
En 1968, “Tropicalia, panis et circenses”, disco manifiesto del tropicalismo, simbolizaba perfectamente la patria radicalizada frente a la globalización (tercera etapa de la música señalada décadas antes por el escritor Mario de Andrade: “primero Dios, luego el amor y, finalmente, la nacionalidad”) y la contradictoria naturalización del “ie, ie, ie” (malformación del “yeah, yeah, yeah”) y las guitarras eléctricas. Sobra señalar que la dictadura militar, que depuso al presidente João Goulart en 1964, no miraba con agrado esta “revolución” cultural.
Fue en este enmarañado escenario que surgió el tropicalismo, abanderado principalmente Caetano Veloso, Gilberto Gil, Tom Zé, Rogelio Duprat, Os Mutantes, Capinam, Torquato Neto y Gal Costa, quienes se propusieron una antropofagia cultural de gran alcance y que permitía la aparición de la negritud como centro del “ser brasileño”.
El movimiento como tal no duró mucho, pues Tom Zé fue horrendamente censurado, Torquato Neto se suicidó y Caetano Veloso y Gilberto Gil abandonaron el gigante sudamericano para exiliarse en Londres, Inglaterra, después de un incidente con una bandera brasileña durante una presentación en directo.
A pesar de lo anterior, Caetano Veloso imaginó y grabó dos álbumes realmente increíbles: “Caetano Veloso/A Little More Blue” (1971) y “Transa” (1972). En esta ocasión nos ocuparemos del segundo. Lo primero que señalaré es el título: un intercambio, una reciprocidad en términos de influencias musicales.
Durante su permanencia en Londres, Caetano Veloso descubrió a muchos artistas y bandas como David Bowie, The Beatles, The Rolling Stones, Led Zeppelin, T Rex, The Who, y Pink Floyd, lo que le permitió ampliar muchísimo más su percepción de las cosas. De igual forma, escuchó el reggae y otros ritmos anónimos en Brasil. Todo esto se encuentra, con diferentes matices, en las siete pistas que integran el álbum.
El título del disco, además de la simple traducción, apunta al “intercambio” que Veloso le habría hecho al gobierno brasileño, que le pidió una canción que enalteciera la construcción de la Ruta Transamazónica. En lugar de cumplir con lo solicitado, el músico bahiano grabó “Transa” (nótese el juego de palabras).
Dirigido por el increíble Jards Macalé, “Transa” llama la atención por sus letras cantadas en inglés y portugués (con predominio del primero), si bien en “Caetano Veloso” (1969) ya interpretaba en su lengua madre y en español e inglés. El disco fue el resultado de un pequeño número de sesiones en las que participaron, entre otros, Áureo de Souza, Moacyr Albuquerque y Tutty Moreno.
El álbum comienza con la asombrosa “You don’t know me”, un sedicioso promiscuo cantado en inglés y portugués, con la inclusión de líneas de “Maria Moita” (de Carlos Lyra y Vinicius de Moraes), “Reza” (de Edu Lobo y Ruy Guerra), y “Hora do Adeus” (de Onildo Almeida y Luiz Queiroga). La canción es una aguerrida alusión a su exilio: “You don’t know me at all/ Feel so lonely/ The world is spinning round slowly/ There’s nothing you can show me from behind the wall”. La mención “Yo nací allá en Bahía, de sirvienta con un capataz/mi padre dormía en la cama, mi mamá en el pisador, tomada de “Maria Moita”, es simplemente potentísima.
“Nine out of ten” irradia esa admiración que Caetano sintió al escuchar el reggae en los bares de Portobello Road (especialmente a Bob Marley & The Wailers). Esta rola la regrabaría después para el (infame) “Velô” en 1984. Los Beatles cohabitan en “It’s a long way” con algunos cantos tradicionales de capoeira, folk, himnos religiosos y antiguas sambas. Para mí, es una de las canciones más destacadas del álbum, pero en él hay mucho más para destacar.
Con una duración de casi ¡diez minutos! “Triste Bahia” marca la nostalgia de su intérprete. En ella, Caetano pronuncia su tristeza, el tormento que padeció en la prisión y la distancia que lo apartaba de su amado Brasil. No obstante, en algún momento de la canción, la voz es increíblemente enérgica y poderosa: “Bandeira branca, bandeira branca enfiada em pau forte”.
La samba más pretérita se hace presente en “Mora na filosofia”. En el disco transitan, casi al mismo tiempo, otros ritmos populares como atabaque, capoeira, berimbau, roda, y candomblé. “Neolithic man” integra al inglés con cadencias delirantes de tambor. El disco cierra con “Nostalgia (that’s what Rock’n Roll is all about)”, una pequeña tonadilla confesional con Gal Costa.
“Transa” marcó profundamente a Caetano en múltiples aspectos, todos ellos presentes en la actualidad: familia, pertenencia y libertad, los más importantes. Sí, se trata de un disco fundamental en la historia de la música popular latinoamericana.