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sábado, 30 de abril de 2022

Transa

Por Oscar Fernández Herrera

 

Caetano Veloso es reconocido mundialmente como el corazón del Tropicalismo, un movimiento artístico, filosófico y espiritual que unificó el folclor brasileño con el rock y la psicodelia norteamericanos. Con él, Gilberto Gil, Gal Costa, Tom Zé y Os Mutantes, entre otros tantos nombres, agitaron las consciencias más tradicionalistas del gigante sudamericano. Temas como “Cinema Olympia” (de Gal Costa), “Parque Industrial” (de Tom Zé), “Domingo no parque” (de Gilberto Gil), y “Alegria Alegria” (de Caetano Veloso) rediseñaron el panorama musical brasilero.

 

En 1968, “Tropicalia, panis et circenses”, disco manifiesto del tropicalismo, simbolizaba perfectamente la patria radicalizada frente a la globalización (tercera etapa de la música señalada décadas antes por el escritor Mario de Andrade: “primero Dios, luego el amor y, finalmente, la nacionalidad”) y la contradictoria naturalización del “ie, ie, ie” (malformación del “yeah, yeah, yeah”) y las guitarras eléctricas. Sobra señalar que la dictadura militar, que depuso al presidente João Goulart en 1964, no miraba con agrado esta “revolución” cultural.

 

Fue en este enmarañado escenario que surgió el tropicalismo, abanderado principalmente Caetano Veloso, Gilberto Gil, Tom Zé, Rogelio Duprat, Os Mutantes, Capinam, Torquato Neto y Gal Costa, quienes se propusieron una antropofagia cultural de gran alcance y que permitía la aparición de la negritud como centro del “ser brasileño”.

 

El movimiento como tal no duró mucho, pues Tom Zé fue horrendamente censurado, Torquato Neto se suicidó y Caetano Veloso y Gilberto Gil abandonaron el gigante sudamericano para exiliarse en Londres, Inglaterra, después de un incidente con una bandera brasileña durante una presentación en directo.

 

A pesar de lo anterior, Caetano Veloso imaginó y grabó dos álbumes realmente increíbles: “Caetano Veloso/A Little More Blue” (1971) y “Transa” (1972). En esta ocasión nos ocuparemos del segundo. Lo primero que señalaré es el título: un intercambio, una reciprocidad en términos de influencias musicales.

Durante su permanencia en Londres, Caetano Veloso descubrió a muchos artistas y bandas como David Bowie, The Beatles, The Rolling Stones, Led Zeppelin, T Rex, The Who, y Pink Floyd, lo que le permitió ampliar muchísimo más su percepción de las cosas. De igual forma, escuchó el reggae y otros ritmos anónimos en Brasil. Todo esto se encuentra, con diferentes matices, en las siete pistas que integran el álbum.

 

El título del disco, además de la simple traducción, apunta al “intercambio” que Veloso le habría hecho al gobierno brasileño, que le pidió una canción que enalteciera la construcción de la Ruta Transamazónica. En lugar de cumplir con lo solicitado, el músico bahiano grabó “Transa” (nótese el juego de palabras).

 

Dirigido por el increíble Jards Macalé, “Transa” llama la atención por sus letras cantadas en inglés y portugués (con predominio del primero), si bien en “Caetano Veloso” (1969) ya interpretaba en su lengua madre y en español e inglés. El disco fue el resultado de un pequeño número de sesiones en las que participaron, entre otros, Áureo de Souza, Moacyr Albuquerque y Tutty Moreno.

 

El álbum comienza con la asombrosa “You don’t know me”, un sedicioso promiscuo cantado en inglés y portugués, con la inclusión de líneas de “Maria Moita” (de Carlos Lyra y Vinicius de Moraes), “Reza” (de Edu Lobo y Ruy Guerra), y “Hora do Adeus” (de Onildo Almeida y Luiz Queiroga). La canción es una aguerrida alusión a su exilio: “You don’t know me at all/ Feel so lonely/ The world is spinning round slowly/ There’s nothing you can show me from behind the wall”. La mención “Yo nací allá en Bahía, de sirvienta con un capataz/mi padre dormía en la cama, mi mamá en el pisador, tomada de “Maria Moita”, es simplemente potentísima.

 

“Nine out of ten” irradia esa admiración que Caetano sintió al escuchar el reggae en los bares de Portobello Road (especialmente a Bob Marley & The Wailers). Esta rola la regrabaría después para el (infame) “Velô” en 1984. Los Beatles cohabitan en “It’s a long way” con algunos cantos tradicionales de capoeira, folk, himnos religiosos y antiguas sambas. Para mí, es una de las canciones más destacadas del álbum, pero en él hay mucho más para destacar.

 

Con una duración de casi ¡diez minutos! “Triste Bahia” marca la nostalgia de su intérprete. En ella, Caetano pronuncia su tristeza, el tormento que padeció en la prisión y la distancia que lo apartaba de su amado Brasil. No obstante, en algún momento de la canción, la voz es increíblemente enérgica y poderosa: “Bandeira branca, bandeira branca enfiada em pau forte”.

 

La samba más pretérita se hace presente en “Mora na filosofia”. En el disco transitan, casi al mismo tiempo, otros ritmos populares como atabaque, capoeira, berimbau, roda, y candomblé. “Neolithic man” integra al inglés con cadencias delirantes de tambor. El disco cierra con “Nostalgia (that’s what Rock’n Roll is all about)”, una pequeña tonadilla confesional con Gal Costa. 

 

“Transa” marcó profundamente a Caetano en múltiples aspectos, todos ellos presentes en la actualidad: familia, pertenencia y libertad, los más importantes. Sí, se trata de un disco fundamental en la historia de la música popular latinoamericana.


 

Los Hermanos Del Hierro


 

Por Edgar Fernández Herrera

 

Durante las décadas de los cuarenta y cincuenta, Hollywood explotó a más no poder el género del western, epopeyas del viejo oeste y sus leyendas: vaqueros, caballos, pistolas, escopetas, apaches, caballerías, los sheriffs y obviamente los duelos; pero a principios de los sesenta, la industria norteamericana empezó a explorar otros caminos y dejaba poco a poco relegado este género.

 

En México, durante la llamada “época de oro”, nunca se exploró el western como tal, pues aquí era muy diferente. Básicamente se filmaban comedias rancheras, así que supongo que este tema era considerado muy “gabacho” y nada tenía que ver en lo tradicional mexicano.

 

Sin embargo, el 2 de enero de 1961, inició el rodaje de “Los Llaneros” que en breve modificaría su título por el de “Los Hermanos del Hierro”, producido por Gregorio Walerstein y Películas Rodríguez. Su director, Ismael Rodríguez, y su guionista, el escritor Ricardo Garibay, concebían una historia en la que, a partir de los lineamientos del western tradicional, rastreaban en los orígenes de la violencia; una suerte de vicio que corrompe y devora a una familia norteña, los Del Hierro: la madre viuda (Columba Domínguez), que ansía vengarse del asesino (Emilio “El Indio” Fernández) de su marido (Eduardo Noriega), acribillado ante los ojos de sus dos pequeños hijos (Sadi Dupeyrón y Alfredo Morán), que terminan deambulando con la sangre del padre en el rostro y en la camisa, y que crecen educados en el odio y el desquite en un clima de brutalidad machista.

 

La película tiene una fotografía impresionante, y aunque está filmada en blanco y negro, destaca la impactante secuencia inicial que abre con el tema musical “Dos palomas al volar”, del compositor Jesús Gaytán, y que dicho tema se volverá importante para la trama de la película. Es un western en toda la extensión de la palabra, pero con toda la tradición del norte de México, incluyendo su ambiente violento; toda una oposición al cine de caballitos que prevalecía entonces, es a mi modo de ver la ante sala del “espagueti western” del maestro Sergio Leone.

 

La cinta reúne a figuras como: Pedro Armendáriz, Víctor Manuel Mendoza, Ignacio López Tarso, David Reynoso, José Elías Moreno, David Silva, Pancho Córdova, Amanda del Llano, Noé Murayama y Arturo de Córdova como el narrador (su nombre no aparece en los créditos). Con ellos, El Indio, Columba y sus hijos ya adultos, interpretados por Antonio Aguilar, como el hermano mayor, "Reynaldo del Hierro", y Julio Alemán, el hermano sicópata y alucinado, "Martín", que asesina por placer cada vez que escucha el tema de "Dos palomas al volar", también a destacar el debut de una hermosa Paty Conde.

 

El nombre de Ismael Rodríguez se relaciona fácilmente con Pedro Infante y sus comedias rancheras; jamás pensé verle este tipo de cine a este director, tan fuera de lo común para la gran mayoría de los trabajos que realizó; sin embargo, dentro de las 66 películas que dirigió, nos dejó joyas como “La Cucaracha”, “Animas Trujano” y su obra maestra “Los Hermanos del Hierro”.

¿Falta de apoyo? ¿no hay talento? No lo sé, pero ignoro por qué no se puede realizar cine de gran calidad como “Macario”, “Los Caifanes”, “Hasta el viento tiene miedo”, “El Rey del Barrio” o “Los Hermanos del Hierro”. Ojalá se pudiera hacer una reestructuración total a esta industria y México vuelva a esas grandes producciones, aunque la verdad lo veo muy difícil.

 

Pueden ver esta joya del cine nacional (no en balde el crítico de cine Jorge Ayala Blanco la llamó “La película más perfecta del cine mexicano”) en YouTube, aunque la verdad no es de muy buena calidad, pero no importa, búsquenla y véanla, que no se arrepentirán.

Para dártelas de entendido sobre rock


 

Por Edgar Fernández Herrera

 

La canción “Paperback Writer” fue publicada como sencillo en 1966, acompañada por la ácida “Rain”, y llegó rápidamente al número uno de las listas de popularidad. Fue el primer sencillo del cuarteto en lanzarse en el Reino Unido y no tocar un tema amoroso.

 

Esta canción cuenta con un videoclip, uno de los primeros en grabarse en la historia del género, y es de una temática muy sencilla: la banda aparece recorriendo los jardines de la Chiswick House en Londres.

 

Todo lo anterior se sabe perfectamente, lo que pocos saben es que puede escucharse una canción francesa de fondo. Esta ocurrencia sucedió durante las sesiones del 13 y 14 de abril de 1966, y  en la segunda estrofa se puede escuchar a George y John secundando a Paul cantando “Frere Jacques” ( que es una canción tradicional gala).

Nadie nos va a extrañar

  Por Oscar Fernández Herrera     Con frecuencia leo cómo la gente idealiza las décadas de los años sesenta, setenta e incluso ochenta...