Por Oscar Fernández Herrera
Hace unas semanas, al escuchar un podcast sobre cine, supe
de “Emilia Pérez”. En él, los conductores anticipaban la tormenta que arreciaría
debido a sus pretensiones y, sobre todo, al desconocimiento que el director
tiene de la crudísima realidad mexicana. Una que prefirió ignorar a tal grado
porque reconoció que no hubo investigación alguna para cimentar el argumento de
su película.
El director francés Jacques Audiard, conocido por su
enfoque visceral y complejo del cine, se descarriló con “Emilia Pérez”. Si bien
el proyecto lucía prometedor para algunos sectores de la crítica, fracasó en muchísimos
aspectos clave.
En primer lugar, el guion es uno de sus puntos más débiles.
El intento de combinar drama y thriller parece forzado y carece de una
estructura coherente. Las motivaciones de los personajes, especialmente las de la
protagonista, están pobremente definidas, lo que hace que sus acciones sean difíciles
de entender. Los intentos de crear giros y vueltas “sorprendentes” en la
narrativa sólo provocan una tremenda desconexión entre el público (el que se
anime a verla).
Por otra parte, la dirección de Audiard, que en el pasado demostró
una notable capacidad para mezclar tensión y emoción, ahora termina aplastada
por el tono tan inconsistente del largometraje. El ritmo es entrecortado y no
logra darle a las escenas el peso dramático necesario, por lo que pierde fuerza
en momentos que se suponen importantes. Las transiciones entre géneros son inconsecuentes
y la película se siente incoherente, como si buscara una identidad que nunca
encuentra.
Se las describo como un filme burgués que busca “romper
esquemas” y ser revolucionario frente a un problema que agobia a millones de
latinoamericanos. El resultado es insultante por donde se le mire. ¿Lo peor?
¡Que además nos la sueltan como un pinche musical!
El reparto, encabezado por Zoe Saldaña, Selena Gomez y Karla
Sofía Gascón, no supera los incontables fallos de un texto digno de un churro
telenovelero (de los peorcitos). Las interpretaciones, aunque pretenden ser correctas
e impactantes, no transmiten profundidad. El limitado rango actoral de Saldaña
es irrebatible y mejor no hablemos del lamentable acento de Gomez. Karla Sofía
es quien logra hacerse notar (al menos) al principio de las acciones. Parte de
esto se debe a la torpeza de la dirección.
Al final, no aporta nada nuevo al cine contemporáneo. En su
intento por explorar temas de identidad, familia y autodescubrimiento, “Emilia
Pérez” se estrella vilmente en los clichés y convenciones del cine de autor
que, en lugar de ofrecer algo nuevo, se atasca en fórmulas cansadas y
repetidas. La película, a pesar de sus “buenas intenciones”, se pierde en un
montón de malas ejecuciones.
Sí, “Emilia…” no es valiente, es un desfile de sinsentidos.
Como si se tratara de la peste bubónica, aléjese de ella inmediatamente.
Excelente crítica. Me encanto, como muchos otras temáticas que se abordan en el blog. Felicidades.
ResponderBorrarMuchas gracias. Saludos.
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