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domingo, 2 de febrero de 2025

Chava Flores

Por Oscar Fernández Herrera

 

 

"El Gato Viudo" es la primera canción de Salvador Flores Rivera, mejor conocido como Chava Flores, que recuerdo cuando me preguntan sobre la música de mi infancia. Sin embargo, fueron muchísimas más las coplas y tonadillas de él las que canté en los mejores años de mi inocencia. Cepillín, Pedro Infante y Chico Che fueron solo un puñado de intérpretes que me acercaron a la lírica y el humorismo del gran Chava Flores, sin que yo lo supiera. Sin embargo, pronto descubriría su talento en artistas de la talla de Óscar Chávez, Amparo Ochoa, Los Folkloristas, Guadalupe Pineda, Rubén Schwartzman, Gabino Palomares, y Eugenia León.

 

Recordado como el “cronista musical de la Ciudad de México”, Chava Flores enfrentó una dolorosa infancia tras el fallecimiento de su padre. Después de practicar numerosos oficios, se asoció con un amigo para publicar “El álbum de oro de la canción”, un suplemento que lo relacionó con los músicos que lo inspirarían a escribir y componer. “Dos horas de balazos” y “La tertulia” fueron sus primeras obras. ¡Qué forma de iniciar su celebérrima trayectoria! Ambos temas se publicaron con gran éxito en 1951.

 

Debido a la formidable recepción por parte del público, nuevos clásicos no se hicieron esperar. “La Bartola”, “La Interesada” y “El Gato Viudo”, entre muchos otros, se hicieron de un lugar muy especial entre los mexicanos. El humor, presente desde un inicio, funcionó a la perfección para que Chava retratara las situaciones más cotidianas con precisión e ingenio.

 

Sin lugar a dudas, Chava Flores no sólo conquistó los escenarios con su talento, sino que también se consolidó como un verdadero documentador de la vida cotidiana en la Ciudad de México. A través de sus composiciones, retrató con claridad la vida en la (ahora) CDMX y se convirtió en un testigo musical de esa época. Sus canciones, llenas de humor, crítica social y hasta ternura, lograron captar la esencia de la idiosincrasia capitalina para transformarlas en melodías que aún resuenan en la memoria chilanga. Canciones como “Los quince años de Espergencia” o “Voy en el metro” demuestran claramente su capacidad para observar la cotidianidad y plasmarla en versos realmente ingeniosos.

 

El buen Chava Flores obtuvo su título de cronista musical de la “capirucha” por su original y tremendo enfoque sobre las experiencias de la gente de la ciudad. No sólo contó anécdotas del barrio, sino que las encumbró al nivel del arte, transformándolas en estampas de gran notabilidad cultural. Su trabajo reflejó no sólo los excesos de la ciudad, sino también las tensiones sociales y los contrastes de la vida urbana, todo en un estilo accesible que incorporó géneros como el bolero, el danzón y el mariachi. En este sentido, Flores no sólo creó música, sino que también concibió un espacio donde la cultura popular y la historia felizmente se cruzaron, lo que demostró ser tanto entretenimiento como una poderosa forma de cronología.

 

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