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domingo, 28 de julio de 2024

La Primera Vez


 

Debo confesarles, queridos lectores, que los años setentas siempre me han seducido gracias a los increíbles arquetipos, conceptos y productos culturales y sociales que nos concedieron aquellos afortunados que los transitaron. Lo anterior, claro está, no está libre de oposiciones y discordias. Con todo, es una época que nos gusta retratar y perpetuar gracias a sus singularidades.

 

Y es es esta década el perfecto escenario para que “La Primera Vez”, una serie colombiana creada por Dago García y producida por Caracol Televisión, se desarrolle con gran éxito y aceptación por parte del público latinoamericano.

 

El relato se sitúa en la Bogotá de los setenta, una época repleta de bullicios sociales y rebeldía juvenil, que resultó ser el detonante de cambios tremendamente sustanciales en todos los aspectos de la sociedad colombiana. Los adolescentes desafiaron las normas establecidas, cuestionaron las estructuras de poder e impulsaron cambios profundos en las mentalidades y las ideologías dominantes.

 

Este momento histórico multiplicó la defensa política y social que dio paso a la igualdad de género, los derechos civiles y la liberación sexual. La amistad se redefinió como una relación más auténtica que reflejó la búsqueda de una verdadera conexión. Por su parte, el despertar sexual fue más abierto y exploratorio, pues rompió con las restricciones tradicionales y celebró la libertad de expresión y la diversidad de identidades carnales.

 

Nuestros protagonistas, un grupo de estudiantes “liderados” por Granados, se enfrentarán a las situaciones más disparatadas cuando la señorita Samper llegue a sus vidas para desordenarlo todo. El reparto, integrado por Emmanuel Restrepo, Francisca Estevez, Santiago Alarcón, Ana María Orozco, Cecilia Nava y Julián Cerati, es un encanto. Su profesionalismo y dedicación está presente en todo momento.

 

Camilo y sus comparsas (Martín Salcedo, Álvaro Castro, Rodrigo Arbeláez Peña y Gustavo Pabón) intentarán, a toda costa, mantenerse en pie debido a las pillerías y temeridades en las que incide Eva cuando ingresa al Colegio Distrital José María Root, que solía ser absolutamente masculino.

 

Los amores a primera vista, las jugarretas, los pleitos, las malas notas en matemáticas (y en otras asignaturas), los besos robados y la música son los principales ingredientes de esta comedia con grandes dosis de drama y crítica social.

 

Uno de los aspectos que más me agradaron fue cómo se tejió la trama con distintos títulos de la literatura universal. Sin lugar a dudas, esto le dio mayor dinamismo a las acciones sin perder el hilo conductor. El equilibrio entre las referencias intelectuales y los momentos más tensos es insuperable, pues mantiene la atención del respetable todo el tiempo.

 

Como buen mexicano cuarentón, desconozco los pormenores de la Colombia de aquellos años; no obstante, ésta es representada con minuciosidad y esmero en los detalles, si bien no todos son del todo precisos (grafitis en las locaciones abiertas y canciones que aparecieron en los ochentas). Pese a los detallitos que sí son bastante palmarios, resulta divertidísimo atestiguar cómo Eva desordena la aparente tranquilidad de sus contrapartes para enseñarles sobre el sexo, el amor, los placeres y la vida real.

 

Otro gran punto a resaltar es el matrimonio de los Granados, a pesar de que los adolescentes son el motor de esta historia. La disparidad entre Ana y José es verdaderamente pintoresca pero muy necesaria para contrapuntear las simplezas de los chicos.

 

Fresca (aunque, a ratos, atiborrada de datos que apunta a la nada), ligera y divertidísima a las claras. Dele una oportunidad que no se arrepentirá. Disfrútela en Netflix.

La Historia Del Lunes Triste


 

Hace 44 años, en una casa de los suburbios de Manchester el 18 de mayo de 1980, un joven de 23 años se quitó la vida al ahorcarse en la cocina. Se trató de Ian Curtis, líder y cantante de Joy Division. Con esto, su figura se volvía mítica y la banda, que ya era de culto, reforzó esa imagen con creces.

 

Bernard Summer, Stephen Morris, Peter Hook decidieron entonces reagruparse e integrar a Gillian Gilbert para formar una nueva banda: “New Order”. Con ella, la música del siglo XX marcaría un gran hito dentro de su historia.

 

El 7 de marzo de 1983, New Order publicó una de las grandes canciones de la historia de la música contemporánea, tan poderosa que las influencias son tan disímbolas como Kraftwerk, Donna Summer y Ennio Morricone, pero que agregaría la influencia lírica y actitud del post-punk. Nos referimos a la majestuosa “Blue Monday”.

 

Fue un puente entre los post-punketos y los roqueros que empezaban a gustar por los sonidos de los sintetizadores, aunque también para aquellos atascados a las drogas y la fiesta. “Blue Monday” fue (y es) el himno por antonomasia del hedonismo. Se alzó como la carta de presentación del segundo verano del amor y el sonido Madchester; todo ese ambiente y esos sonidos darían vida al Rave.

 

La canción empezó a trabajarse en 1982. Circulan unos demos bastante interesantes en bootlegs o discos no oficiales. El primer sampleo con el que nos topamos es nada mas y menos que “Our Love”, de Donna Summer, producida por el genio de Giorgio Moroder; de ahí que la melodía nos atrape con su ritmo, un beat bastante energético y bailable. A esto habría que añadir otro sampleo: “Uranium”, de la banda alemana Kraftwerk. New Order tomó la base de esta canción y la cambió de tonalidad para darle un aire triste, casi fúnebre, sin despojarla de su vitalidad.

 

Pero aquí viene lo más interesante: la línea de bajo de Peter Hook para esta canción, y para sorpresa mía, proviene de una composición de Ennio Morricone que está incluida en la película “For A Few Dollars More”, de 1965, protagonizada por Clint Eastwood. En la escena final, los protagonistas tienen un duelo; es ahí donde se puede escuchar la tonada del bajo. Hook hizo un par de cambios y fue así como nació la línea de bajo de Blue Monday.

 

A pesar del éxito descomunal del single, éste representó grandes pérdidas para Factory Records, ya que la tapa del elepé de 12”, creada por el artista Peter Saville, generó una considerable inversión. Saville diseñó algo tan innovador y futurista que para nada desentonaba con la melodía. Según su creador, se inspiró en un disquete de una caja de ritmos Oberheim DMX que la banda utilizó durante el proceso creativo de la canción y, en efecto, eso es la portada: una replica en tarjeta de 12”x 12” de un disquete de 5” con los orificios exactamente en el mismo lugar que el original y que incluía una funda interior plateada. La banda junto y el sello perdieron 30 centavos por cada copia de las tres millones que se vendieron en todo el mundo.

 

Hoy en día la canción no ha perdido nada de vigencia, pues sigue sonando actual. Inclusive hoy, una nueva generación de jóvenes la están descubriendo gracias a reels de Instagram donde la bailan.

 

No solamente ha sido el soundtrack y la inspiración de millones de personas para el gozar del baile, la artista australiana Kylie Minogue tiene un mashup titulado “Can't Get Blue Monday Out of My Head”, que canta su hit “Can’t Get You Out Of My Head” con la melodía de “Blue Monday”; y además dio el origen para el nombre de una de las grandes bandas británicas y que también son de Manchester y nos referimos a los Happy Mondays.

 

Como buen Frankenstein, por tantos sampleos y recursos, nació una de las canciones precursoras del New Wave, Electrónica y hasta del rock.

Nadie nos va a extrañar

  Por Oscar Fernández Herrera     Con frecuencia leo cómo la gente idealiza las décadas de los años sesenta, setenta e incluso ochenta...