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lunes, 28 de marzo de 2022

Erotica

Por Oscar Fernández Herrera

 

Es frecuente que desconozcamos las contribuciones de una persona al arte. En consecuencia, no la reconocemos ni apreciamos. Madonna es una clara muestra de ello: bromas, desaprobaciones y críticas a su trabajo o persona. No obstante, es necesario recordar su trascendencia en el palpitante mundo del pop.

 

“Erotica” (1992) intensificó la sexualidad que siempre ha caracterizado a su carrera y, con ello, sacudió a las “buenas conciencias” de la sociedad en general. Desplazado por los triunfadores “Like a virgin”, “True blue”, y “Like a prayer”, “Erotica” ofrece canciones súper adictivas, con un altísimo grado de composición. El quinto álbum de la auténtica reina del pop es una colección de múltiples estilos: Pop, Lounge, Dance, House y New Jack Swing, todos en perfecto equilibrio. Del mismo modo, fue el primer trabajo de la artista en ser rotulado con una precaución por contenido explícito.

 

Desde la inicial “Erotica”, con marcados ritmos Trip Hop y Porn Groove, sabemos qué dirección tomará el disco en general. Su dominante sensualidad generó reacciones antagonistas, aunque nadie pudo impedir su rápido ascenso en las listas de popularidad. “Fever”, de la extraordinaria Peggy Lee, es un pop sofisticado que no rompe con lo que su predecesora inició. “Bye bye baby” es una rola de amor y odio que completa una primera trinidad de rotundas obras maestras.

 

“Deeper and deeper” es, probablemente, el track más popular del álbum. Cuenta sobre un amor tan profundo como intenso. “Bad girl” es un cántico seductor ideal para una noche de libídine sin compromisos. “Rain” es la balada de “Erotica”, una hermosísima representación del amor que se ha marchado para no regresar.

 

Una triste pero esperanzadora despedida. “In this life” siempre ha sido mi canción preferida debido a su letra, tan lastimosamente actual. Su llamado a la unidad es un elemento altísimo para destacar.

 

En términos artísticos, considero que se trata de uno de los trabajos más interesantes de Madonna. Todo en él es sentimiento (sí, aún por encima del erotismo que tanto señalaron sus detractores en su momento) y amor en sus múltiples ciclos. Fue una verdadera lástima que, en términos comerciales, no despuntara.

 

Desnude a “Erotica” de todas las censuras y maldiciones que lo acompañaron y simplemente disfrútelo.


 


 

Yaquis, historia de una guerra popular y de un genocidio en México

 

Por Edgar Fernández Herrera

 

Paco Ignacio Taibo II; (Gijón, Asturias, 11 de enero de 1949), es un escritor, político y activista de izquierda y sindical hispano-mexicano, naturalizado mexicano en 1984. Debo de confesar que no comulgo con sus ideas políticas y mucho menos con las simpatías que le ha demostrado al presidente Andrés Manuel López Obrador, aunque lo admiro mucho como escritor. Sus novelas policiacas son recomendables, pero sobre todo sus trabajos biográficos. Las dedicadas al “Centauro del Norte” y al “Che” son impresionantes, lo mejor que he leído sobre estos importantes personajes.

 

Apenas pude leer su libro “Yaquis. Historia de una guerra popular y de un genocidio en México”, tema transcendental, aunque las historias manipuladas por los diferentes gobiernos han minimizado el asunto. Con relación a este tema habría que remontarnos a 1909, año en el cual se pudo leer en el “The American Magazine” una serie de artículos de los atropellos sufridos por las tribus Yaqui, que durante el “porfirismo” eran obligadas a dejar el Valle del Yaqui e ir a trabajar (en calidad de esclavos) y a morir a las haciendas henequeras en Yucatán y a las cafetaleras en Valle Nacional, Oaxaca; todo esto escrito y observado por el periodista John Kenneth Turner, posteriormente denunciado en el libro “México Bárbaro”.

 

En Yaqui, Taibo nos remite muchos años atrás de que Turner apareciera en escena. Es en 1874 cuando surge un indio yaqui, conocido como Cajeme, que dirige la primera insurrección para defender el territorio y las costumbres del pueblo Yaqui. No será el único líder, pues durante los próximos años surgirán más lideres para dirigir las insurrecciones, y como en toda historia también aparecerán los malos, que en este caso serán los señores ricos de Sonora, todos ligados a Porfirio Díaz, el ejército y los empresarios nacionales y extranjeros que ansiaban explotar el valle.

 

 

Las agresiones que el pueblo yaqui ha sufrido a lo largo de la historia de México constituyen un acto de “genocidio” que es necesario reconocer como un primer paso para resarcir dichos abusos. Es casi inaceptable en nuestra cultura que se acepte el término “genocidio” y no ofenda, pues parece que el término es sólo aplicable para lo que sufrió el pueblo armenio por parte del imperio Otomano durante la gran guerra, o los judíos y gitanos a manos del nazismo. Pero en México no existe esto, claro que no. Durante años, los pueblos originarios han sufrido vejaciones y muchas de ellas impunes, tal es el caso del pueblo Yaqui.

 

Yaqui, es un libro más que interesante, que nos ayuda a evitar que estos errores e injusticias vuelvan ocurrir. Sabremos la resistencia casi heroica por parte de los yaquis, el exigir sus derechos y reconocimiento como un pueblo independiente y orgulloso de sus tradiciones, las vejaciones que sufrieron por parte del gobierno federal, el ejército y las familias acomodadas de Sonora. Al enterarse de todo esto, uno puede concluir que las disculpas ofrecidas el año pasado por Andrés Manuel López Obrador son insuficientes.

 

Genocidio, palabra muy fuerte, pero que definitivamente aplica para este caso. Lean “Yaqui. Historia de una guerra popular y de un genocidio en México”, una lectura muy amena e interesante. Nuevamente Taibo, el escritor no me defrauda en lo absoluto.


 

Avalancha de éxitos


 

Por Oscar Fernández Herrera

 

¿Cómo negarlo? En algún momento de nuestra accidentada historia musical, Café Tacuba fue el arquetipo de lo mejor que podía ofrecer el rock mexicano a aquellos ansiosos de resonancias fascinantes. Los dos primeros álbumes de la banda originaria de Ciudad Satélite, Estado de México, fueron una muestra de una potencia casi descontrolada. Cuando se hablaba de buen rock nacional, frecuentemente se les nombraba.

 

Con todo, los rumores de que su tercer disco sería una colección de covers asustó a muchos e hizo que otros tantos discutieran si los tacubos enfrentaban un “agotamiento artístico”. La condición de las pistas seleccionadas accionó las alarmas: pop, música latina y temas francamente obscuros generaron acaloradas discusiones… ¿qué estaba pasando?

 

Fue así que llegó “Avalancha de éxitos” (1996), una asombrosa demostración de las habilidades de la banda para reinventar temas del cancionero popular latinoamericano y otorgarles nuevos matices. El resultado final es bastante equilibrado, aunque en algunos casos no logran superar al original (“Alármala de tos”, original de Botellita de Jerez, es un clarísimo ejemplo de ello) y, en “Chilanga banda” (de Jaime López) la opinión está completamente dividida porque ambas interpretaciones son fenomenales, aunque debemos reconocer que la versión de los tacubos fue todo un éxito internacional gracias a su intrépido uso del argot pandillero de la Ciudad de México.

 

El pop se hace presente con “No controles”, compuesta por Nacho Cano para Olé Olé, pero que en México popularizó Flans. La reinterpretación que aquí comentamos es totalmente intensa y corrosiva, una de las sorpresas más gratas del álbum.

 

“Ojalá que llueva café”, de Juan Luis Guerra, es probablemente la pista más popular gracias a sus interpretaciones en directo. Escucharla en un concierto siempre será un obsequio difícil de ignorar. “Cómo te extraño”, de Leo Dan, cierra el disco brillantemente.

 

“Metamorfosis”, de Axis, y “Perfidia”, de Alberto Domínguez, son los temas menos conocidos, pero no por ello menos disfrutables. Al contrario, son canciones sumamente placenteras y recomendables.

 

Humildemente, considero que “No me comprendes” (del intérprete, compositor y pianista cubano Ignacio Jacinto Villa Fernández “Bola de Nieve”) es una obra maestra, muy superior a la original (que también me gusta). Cuando hablo del disco, es la rola que habitualmente recomiendo.

 

Producido por el célebre Gustavo Santaolalla, otras canciones que se contemplaron para su posible inclusión fueron “Estás perdida”, de Ritmo Peligroso, “Planet Earth”, de Duran Duran, y “Una mañana”, de Clare Fisher, pero popularizada por José José.

 

A pesar de no tener composiciones propias, “Avalancha de éxitos” es un disco que debe escucharse y coleccionarse. Disfrútelo.

Nadie nos va a extrañar

  Por Oscar Fernández Herrera     Con frecuencia leo cómo la gente idealiza las décadas de los años sesenta, setenta e incluso ochenta...