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sábado, 13 de agosto de 2022

Buzz Lightyear


 

Por Oscar Fernández Herrera

 

El cine animado cambió enormemente en 1995, inmediatamente después del estreno de “Toy Story”. En aquel entonces, lo recuerdo perfectamente bien, todos hablaban de las increíbles andanzas de unos cuantos juguetes que lo arriesgaron todo para regresar a manos de Andy, su legítimo dueño. De entre todos esos muñecos, fueron Woody y Buzz Lightyear los que se han ganado el cariño absoluto del respetable por más de dos décadas y contando. Resulta natural entonces que Pixar quiera exprimirnos hasta el último peso con más y más historias relacionadas con estos simpáticos personajes. En esta ocasión, Buzz Lightyear, el heroico oficial estelar, regresa a la pantalla para emocionarnos una vez más, aunque fracase en su intento.

 

¿Por qué “Lightyear” no fue el regreso triunfal que esperaba el público en general? Hubo, por supuesto, diferentes factores que lo explicarían. El primero fue, sin duda, la polémica que desató un beso (¡de tres segundos!) LGBT apenas perceptible en pantalla. El boicot de más de una decena de países que, además, se negó a programar la película, fue respaldado por una misérrima taquilla. El punto, que es aceptablemente debatible, terminó ensombreciendo a una historia descalabrada por sus propios clichés.

 

Reconozcámoslo: “Buzz Lightyear” es una película redundante y simplona, una que difícilmente encantaría a un niño en los noventa. La trama, por otra parte, es complicada para el público infantil: Buzz y sus compañeros quedan atrapados en un planeta después de que su transporte espacial resultara dañado. Después de numerosos intentos para regresar a casa, Buzz descubre que, con cada prueba, está envejeciendo sin que pueda detenerlo. Con ello, sus antiguos compañeros también reducen su tiempo de vida. Para complicar el asunto, Buzz Lightyear encontrará que su nuevo hogar está controlado por un ejército de robots al mando de Zorg.

 

En consecuencia, Buzz y sus espontáneos amigos tendrán que arreglar tantos disparates que, por momentos, parecen no tener fin.

 

Si les preocupa cómo se desarrollarán los sucesos de “Buzz Lightyear”, recordemos que se trata de una película infantil, por lo que no nos resultará difícil predecir cómo terminarán las cosas. Sí, así de predecible es.

 

No, no se trata de una mala película, pues tiene una animación de primerísima calidad, con detalles francamente alucinantes; sin embargo, el guion no se arriesga y va a la segura, con personajes poco carismáticos (el gato robot es, probablemente, lo más simpático, pero su desarrollo es desdichadísimo y su inclusión obedece más a una estrategia comercial que a una artística). 

 

Para ser honesto, dudo que un niño diga que “Buzz Lightyear” es su nueva película animada favorita. Tampoco creo que un adulto afirme lo mismo. Recomendable para una tarde de desocupación. Nada más.

 

 

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