Por Edgar Fernández Herrera
En 1991, The Cure, seguía saboreando el éxito recabado por su obra maestra “Disintegration”. Fue en ese momento que la banda liderada por Robert Smith empezó a trabajar en nuevas composiciones, ya que la prensa y los fans reclamaban el lanzamiento de un nuevo disco y por ello el quinteto británico se metió a los estudios Hook End.
El nuevo disco llegó a las tiendas el 21 de abril de 1992. Un álbum influenciado por el imperante estilo “shoegaze” de bandas como My Bloody Valentine o The Jesus and Mary Chain. Porl Thompson, además de contribuir con su excelsa guitarra, fue el diseñador de la portada y tuvo la osadía de eliminar el artículo “The” para que se apreciara la palabra “CURE”, que también lució en los discos: “Show” y “Paris”.
En un contexto muy personal, cursaba el bachillerato cuando compré “Wish” en casete, con un dinero que me regalo mi papá para aprovechar las promociones de “Julio Regalado”.
Gran disco, que no repite el sonido obscuro de “Disintegration”; sin embargo, sus letras no se alejan de esa vertiente, pues el álbum inicia con la shoegaze “Open” y culmina con la excelente “End”. En medio de éstas se pueden apreciar las dos caras de “The Cure” (más bien de Robert Smith). Pueden disfrutarse los sonidos y letras más obscuras y siniestras como “Apart” o “Trust”, sin olvidar la melancolía en “A letter to Elise” y “To wish imposible things” (probablemente la mejor canción del disco), pero también apreciamos el lado más luminoso de la banda: “Friday I’m in love”, toda una joya pop, y “High”, el primer sencillo del plato.
Pero si ya en el disco se muestra un material de primer orden, las caras B de los sencillos “se cuecen aparte”. Canciones de un gran nivel y que de repente uno se preguntaba por qué fueron desechadas, como la enorme “The big hand”, “Play”, This twilight garden” o la maravillosa “Halo” muestran una banda en pleno apogeo.
El 25 de noviembre de este año liberaron la edición de los 30 años, con el disco totalmente remasterizado y con demos y versiones instrumentales, incluyendo las cuatro aparecidas en el “Lost Wishes”, así como unos remixes.
Escuchar esta nueva reedición me confirma lo importante que ha sido The Cure en mi vida y los recuerdos que me llegaron cuando tenía 17 años y escuchaba “Wish” día y noche. Larga vida a The Cure.
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