Por Oscar Fernández Herrera
Cuando se estrenó “Parque Jurásico” en 1993, tenía únicamente quince años. Mis padres me llevaron a los Cines Organización Ramírez (actualmente Cinépolis) de Plaza Coacalco para que la disfrutara como premio por mis buenas calificaciones. Quedé sorprendido con lo que descubrí con la mirada. Desde siempre había profesado un desmedido entusiasmo por los dinosaurios, pero aquella película de Spielberg terminó por eclipsar con creces cualquier similar. Después de cinco entregas más, esa sigue siendo mi creencia.
A lo largo de treinta larguísimos años, la saga jurásica se ha desarrollado con resultados dispares, algunos francamente infames. A pesar de estos sinsabores, “Jurassic World”, con Chris Pratt y Bryce Dallas Howard, demostró que el frenesí por los grandes reptiles seguía incólume en pleno 2015. Pero “Jurassic World: Fallen Kingdom” no logró superar lo hecho anteriormente y se estrelló irremediablemente en 2018. Después de la pandemia y muchos retrasos, por fin llegó el “gran” final con “Jurassic World – Dominion”.
Con tantos sobresaltos e idas y venidas argumentales, todo parece llegar a un desenlace apocalíptico ocasionado por una plaga de enormes langostas que arrasan con todos los labrantíos a su paso. Si lo anterior no fuera suficiente, los inmensos dinosaurios reclamaron, casi al mismo tiempo, una enormidad de hábitats como su hogar, comprometiendo con ello la resistencia de los demás seres vivos.
Las pérdidas causadas por la multitud de insectos despiertan la curiosidad de la paleobotánica Ellie Sattler, quien duda del origen natural del fenómeno. Frente a esta situación, acudirá con el paleontólogo Alan Grant (Sam Neill) y el siempre sarcástico Ian Malcolm para encontrar una solución a semejante problema. Mientras tanto, Owen y Claire intentarán recuperar a Maisie Lockwood, la nieta de uno de los fundadores del parque original. Detrás de todo se encuentra Lewis Dodgson, director de Biosyn, una empresa que sólo quiere beneficiarse de la genética más reciente.
“Jurassic World – Dominion”, dirigida por Colin Trevorrow, busca, desde un principio, ser más “seria” con relación al papel que jugarán los seres humanos en esta historia. Conflictos relacionados con la ética, la ciencia y el altruismo, entre otros, están presentes, pero confusamente desarrollados. Es tanta la información con la que buscan contextualizarnos que mucha de ella se pierde sin lograr alguna impresión. Lo anterior origina numerosos huecos en la continuidad del relato.
Las ficciones secundarias irremediablemente se pierden debido al gran número de protagonistas y sus determinaciones. Todo debió apuntar a un gran cierre que nunca sucedió.
Eso sí, el diseño de los dinosaurios es impecable y las escenas de acción no defraudarán, aunque algunas se aprecian un poco “plásticas”. Es probable que este final sólo quede como un desesperado intento para reconquistar a un público que ya no reacciona ante la mera presencia de reptiles fósiles gigantescos. Véala en HBO Max.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario