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domingo, 3 de diciembre de 2023

Oldboy


 

Por Edgar Fernández Herrera

 

 

Hace veinte años se estrenó una de las mejores películas que he visto, con unos giros de trama que uno no se espera; y no, no es cine de Hollywood. Se trata de una obra maestra coreana: Oldboy.

 

Ignoro totalmente si en ese momento llegó a las salas de cine en México y, si así fue, debió ser un paso muy efímero. Yo la descubrí gracias a mi proveedor “bucanero” de cine en Ribera de San Cosme. Me la recomendó tanto que no pude resistirme y la compré. Me dijo: “Tarantino es un pendejo” y ante tal aseveración no pude negarme.

 

Considerada como la más importante película coreana de todos los tiempos. Es un salvaje viaje cinematográfico hacia el ardiente deseo de venganza en dos hombres enfrentados. Inspirada en el manga homónimo, la película fue dirigida magistralmente por Park Chan-wook. Es su consagración como director (fue premiado en Cannes en 2004, y recibió el galardón de las manos de Quentin Tarantino). Oldboy es la culminación de la llamada trilogía de la Venganza, pues fue precedida en esta saga por “Sympathy for Mr. Vengeance” y “Señora Venganza”.

 

Con una historia en apariencia sencilla, un hombre de negocios es secuestrado y retenido, sin saber el motivo, durante quince años en una celda en la que sólo hay una televisión. Al ser liberado, está dispuesto a todo porque no tiene nada que perder. Su único objetivo es desentrañar el misterio y encontrar a su captor y vengarse, pero aquí los giros tan inesperados en la trama la hacen una historia espectacular, pues lleva como tema central la venganza. El protagonista sufrirá de arrepentimiento y sentirá la humillación, y eso hace muy poderosa a la historia. Al final, nos veremos forzados a reflexionar. ¿Descansamos después de consumar una venganza?

 

Independientemente del guion, la película atrapa con sus imágenes violentas; de ahí el comentario despectivo de mi antiguo proveedor de cine, ya que la violencia de Tarantino es una coreografía y Chan-wook no utiliza coreografías. Su violencia es y se ve natural. Hay una escena en un pasaje o túnel en donde nuestro protagonista pelea solamente con un martillo contra decenas de tipos, mejor armados que él. La pelea es anárquica, no se ve un orden; por el contrario, se aprecia una torpeza y una desesperación, pero eso es lo que provoca que la escena sea tan icónica.

 

En 2013, el gran Spike Lee se encargó de dirigir el remake hollywoodense, con Josh Brolin, siendo todo un fracaso en crítica y taquilla. No vayan a perder el tiempo con esta versión.

 

Gran recomendación de esta película surcoreana. Una obra maestra.

 

 

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