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domingo, 3 de diciembre de 2023

Diamonds & Pearls


 

Por Oscar Fernández Herrera

 

 

Conocí a Prince y su tremenda obra musical antes de que él buscara la legitima posesión de su catálogo y, con él, la posibilidad de encaminar su destino artístico. En aquel momento, el geniecillo de Minneapolis transitaba por un periodo de altibajos que fomentó numerosas sospechas con relación a su legitimidad profesional e importancia comercial.

 

Después de una época hondamente prolífica (que sumó un poco más de seis álbumes de estudio y otro puñado más que compuso y produjo para sus protegidos), Prince se contempló en un momento terminante: “Graffiti Bridge”, su último esfuerzo solista, no logró los resultados deseados. Fue así que His Royal Badness se trasladó a los cómodos terrenos de pop para germinar su último gran blockbuster (si bien, afortunadamente, después tendríamos más obras para deleitarnos): “Diamonds & Pearls”.

 

La sorpresa no llegó sola, pues con ella emergió The New Power Generation, una banda de respaldo que lo acompañó (eso sí, con múltiples variaciones) durante muchísimos años. Esta primera alineación la integraron Tommy Barbarella, Rosie Gaines, Michael B., Sonny T., Levi Seacer Jr., Tony M., Kirk Johnson y Damon Dickson. Al combo se sumaron, temporalmente, las bailarinas Lori Werner y Robia La Morte.

 

El disco, como ya les adelanté, fue una gran impresión debido a su comercialidad y “pulcritud”. Muchos se decepcionaron del resultado final porque, de alguna manera, esperaron el sonido crudo y pionero con el que Prince definió a los ochenta. Para mí la cosa era distinta, pues fue mi primer acercamiento a su música (aunque vagamente recordaba “Batdance”). Yo simplemente quedé embelesado por lo que escuché en ese lejano 1991.

 

El citado álbum me acercó a Prince y a su sonido urbano que ciertamente no lo era porque si bien bebió del hip hop y el rap, éstos no sonaron lo suficientemente orgánicos en las rolas del género. Otra gran distinción fue la inclusión del new jack swing, un estilo de música pop muy de moda que fusionaba este género con resonancias del swing, R&B, hip hop, jazz o dance. La muestra más clara de lo anterior fue “Gett Off”, uno de los clásicos incuestionables de “Diamonds & Pearls”.

 

Pero siguió siendo un disco de Prince, así que no pudieron ignorarse el denuedo y la elegancia que irradiaron temas como “Willing & Able”, “Cream”, “Money Don’t Matter 2night”, “Insatiable”, Diamonds & Pearls” y “Strollin’”, entre otros. La sofisticación de “D&P” logró que muchos de los acérrimos fanáticos del sonido de los ochenta ignoraran el synthpop que diferenció a los hits más reconocibles del artista.

 

El “Sr. Steal Your Girl” dio un potentísimo golpe de autoridad con este álbum, aunque algunos manifestaron que fue más largo de lo necesario (coincido parcialmente porque, honestamente, me cuesta mucho trabajo escuchar “Jughead” y “Daddy Pop”). “D&P” prolongó espléndidamente su superioridad con “Love Symbol”, lanzado un año después. Con este combo, Prince demostró que sabía cómo mantenerse contemporáneo, inmediato a las tendencias y a los reflectores.

 

Como autor, Prince siguió y proliferó los temas recurrentes en obra: amor (“Diamonds and Pearls”), espiritualidad (“Thunder”) y sexo (“Gett Off).

 

Más de tres décadas después, los herederos de Prince han lanzado, para nuestro perpetuo goce, “Diamonds & Pearls: Super Deluxe Edition”, una espléndida reedición del material original que, al mismo tiempo, inserta un conciertazo en el mítico Glam Slam y más de tres horas de grabaciones inéditas (algunas de ellas circularon años antes en bootlegs).

 

A diferencia de los grandes clásicos (inéditos) que se publicaron en las anteriores reediciones de “Purple Rain”, “1999” y “Sign ‘O’ The Times”, aquí sólo encontré rolas “bonitas”, con giros interesantes y frenesíes ocasionales. Eso sí, debo elogiar y aplaudir la habilísima inclusión de “Horny Pony – Version 2” (más cruda que la que se lanzó como lado b), “Letter For Miles” (un enternecedor tributo instrumental para Miles Davis), “My Tender Heart”, “I Pledge Allegiance To Your Love”, “Instiable – Early Mix” (una versión aún más carnal y erótica), “The Last Dance - Bang Pow Zoom And The Whole Nine” (un buen remix de la odiosa “Jughead”), “Martika’s Kitchen”, “Alice Through the Looking Glass”, “Standing At The Altar”, “Diamonds & Pearls – Long Version”, “Cream – Take 2”, y “Get Blue”, si bien hay más rolas para todos los gustos.

 

Los remixes incluidos en el segundo disco son una genuina delicia, pero faltan “Gett Off – Extended Remix”, “Get Some Solo”, “Cream – Ethereal Mix”, “Gett Off – Flutestramental”, y “Housebangers”, entre otras tantos. El mix inédito de “Gett Off - Damn Near 10 Minutes” es para estallarle los oídos a cualquiera de lo bueno que es.

 

La joya de la corona es, sin lugar a dudas, la presentación en directo del disco, con una banda en plena forma, con sus capacidades artísticas al máximo. Es impresionante cómo tocan (a diferentes tiempos) los temas del álbum. Prince se escucha contento y despreocupado (“solo estamos improvisando”, dice en una de las pistas), resonando con más y más fuerza en cada una de sus notas vocales. ¡Genio!

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