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domingo, 22 de septiembre de 2024

Ask That God


 

Por Oscar Fernández Herrera

 

 

Cuando Empire Of The Sun, el queridísimo dúo australiano integrado por Luke Steele y Nick Littlemore, lanzó “Two Vines” en 2016, mi entusiasmo llegó a lo más alto gracias a temazos como “Before”, “High & Low” y “Way To Go”, entre otros más. Fatalmente, después hubo un silencio que se prolongó por ocho larguísimos años. Por ahí leí que la banda había decidido separarse indefinidamente, aunque nunca pude corroborar tal información. ¡Oh, qué desilusión! ¿Se acabó la magia sin ninguna posibilidad de escuchar más música cargada de nostalgia onírica y fabulista?

 

Pese a los malos pronósticos, Empire Of The Sun está de regreso con “Ask That God”, una colección de doce canciones sobradas de emoción y fantasía desmedida. Ciertamente no todo es sobresaliente, pues algunas pistas están cargadas de efectos y voces. Pero hay canciones que, indiscutiblemente, sobresalen gracias al ingenio y las facultades de sus creadores.

 

Como si se tratara de un baño de sol, luminoso y reparador, “Pídele A Dios” mantiene tal armonía que, sin dudas, se adueñará de las pistas de baile para coronarse como uno de los imprescindibles del verano. El disco arranca fuertísimo con “Changes”, “Cherry Blossom”, “Music On The Radio” y “The Feeling You Get”, un cuarteto de himnos de la más hermosísima élite. No hay dudas: ¡Empire está en forma con esos sintetizadores de ensueño y patrones de ritmo estructurados y vibrantes!

 

De acuerdo con Steele y Littlemore, esta obra describe, a través de una odisea bulliciosa y sintética, cómo “aceptar la mortalidad y la libertad eterna” con la ayuda de un synth pop caprichoso. El primer golpe finaliza con “AEIOU”, un tema con toques futuristas rubricado por PNAU y Empire.

 

La segunda parte de “Ask That God” da un giro hacia la reflexión y la melancolía. Esta aparente quietud de un horizonte sereno llega a su esplendor con “Friends I Know”, una despedida con dulces matices acústicos (en el entreacto tenemos “Wild World” y “Rhapsodize” como los puntos más altos).

 

Producción impecable, si bien se añora un poco más de arrojo y compases minimalistas. El resultado final es sorprendente. El hechizo persiste para regalarnos un clásico de nuestros australianos preferidos. Disponible en físico y en diferentes plataformas digitales. 

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