Por Oscar Fernández Herrera
Cuando Empire Of The Sun, el queridísimo dúo australiano
integrado por Luke Steele y Nick Littlemore, lanzó “Two Vines” en 2016, mi entusiasmo
llegó a lo más alto gracias a temazos como “Before”, “High & Low” y “Way To
Go”, entre otros más. Fatalmente, después hubo un silencio que se prolongó por
ocho larguísimos años. Por ahí leí que la banda había decidido separarse
indefinidamente, aunque nunca pude corroborar tal información. ¡Oh, qué
desilusión! ¿Se acabó la magia sin ninguna posibilidad de escuchar más música
cargada de nostalgia onírica y fabulista?
Pese a los malos pronósticos, Empire Of The Sun está de
regreso con “Ask That God”, una colección de doce canciones sobradas de emoción
y fantasía desmedida. Ciertamente no todo es sobresaliente, pues algunas pistas
están cargadas de efectos y voces. Pero hay canciones que, indiscutiblemente, sobresalen
gracias al ingenio y las facultades de sus creadores.
Como si se tratara de un baño de sol, luminoso y reparador,
“Pídele A Dios” mantiene tal armonía que, sin dudas, se adueñará de las pistas
de baile para coronarse como uno de los imprescindibles del verano. El disco
arranca fuertísimo con “Changes”, “Cherry Blossom”, “Music On The Radio” y “The
Feeling You Get”, un cuarteto de himnos de la más hermosísima élite. No hay
dudas: ¡Empire está en forma con esos sintetizadores de ensueño y patrones de
ritmo estructurados y vibrantes!
De acuerdo con Steele y Littlemore, esta obra describe, a
través de una odisea bulliciosa y sintética, cómo “aceptar la mortalidad y la
libertad eterna” con la ayuda de un synth pop caprichoso. El primer golpe
finaliza con “AEIOU”, un tema con toques futuristas rubricado por PNAU y
Empire.
La segunda parte de “Ask That God” da un giro hacia la
reflexión y la melancolía. Esta aparente quietud de un horizonte sereno llega a
su esplendor con “Friends I Know”, una despedida con dulces matices acústicos
(en el entreacto tenemos “Wild World” y “Rhapsodize” como los puntos más
altos).
Producción impecable, si bien se añora un poco más de
arrojo y compases minimalistas. El resultado final es sorprendente. El hechizo
persiste para regalarnos un clásico de nuestros australianos preferidos.
Disponible en físico y en diferentes plataformas digitales.
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