Por Oscar Fernández Herrera
No terminaba de digerir y regocijarme con “Live For Me”, el
último EP de Omar Apollo, cuando “God Said No” me golpeó con tremenda
autoridad. “Spite” fue el llamado preliminar del segundo álbum de uno de los
intérpretes y compositores estadounidenses más destacados por su estilo musical
versátil, uno que hábilmente fusiona R&B, pop, soul e indie.
Liberador pero doliente, “Dios Dijo Que No” es un
peregrinaje por muchísimos sentimientos: amor, desamor, ausencia, desilusión y
fragilidad, descrito por su creador como un “reflejo de su vida durante los
últimos dos años”. El resultado es un torbellino de sensaciones agridulces y
apasionamientos desbordados. Como muestra están “Life’s Unfair”, “Done With
You”, “Be Careful With Me”, “Spite” y “Less Of You”, un puñado de tracks
impresionantes, abundantes en madurez, sublimes ecos vocales y delicadas
transiciones que nos regalan una percepción cinematográfica inigualable.
Decorado con oportunos sintetizadores y un piano electrónico,
la principal característica de este disco es el apasionante falsete de Omar,
uno que a ratos parece un grito de desesperación que rebota, una y otra vez,
para causarnos una angustia. Una de la que quizá nos hagamos adictos. “Nuestra
presencia hizo que el suelo brillara”, línea de “Plane Trees”, es un ejemplo de
ese desasosiego que empapa a las catorce pistas que les reseño.
En medio de tanta obscuridad, estas canciones brillan (a su
manera) como si se trataran de indiscutibles gemas del pop. No se confunda,
estimado lector, Omar cruza esta tristeza con resonantes estribillos con
algunos tintes disco.
Las baladas son, con toda honestidad, lo menos
impresionante de “God Said No”. El español en “Empty” tampoco es destacable, a
pesar de las raíces mexicanas de este talentosísimo artista. Lo anterior es
curioso porque en el mini concierto que ofreció para la serie Tiny Desk Concert interpreta “En el
olvido” con un español casi perfecto, ¡con grito de mariachi incluido! En el
estudio el resultado es un tanto agridulce.
La impresión general del álbum es agradable, a pesar de la
ironía que salpica a casi todas las letras y ese entusiasmo que lo obliga a
proclamarse como “la perra más mala”.
Escúchelo sí o sí, súfralo y deléitese con él en bucle.
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