Por Oscar Fernández Herrera
Mina Mazzini es, sencillamente, la artista italiana más
grande que hay. Cantante, actriz y productora, “La Tigresa de Cremona” presume
una discografía de más de cincuenta álbumes de estudio (sin considerar las
decenas de discos recopilatorios, tributos, en directo y grabados en otros
idiomas), más de mil quinientas canciones registradas y alrededor de ciento
cincuenta millones de elepés comercializados.
Si lo anterior resultara poco asombroso, bastaría con saber
que muchísimo de lo que Mina ha conseguido se trabajó más allá de la vida pública,
casi en completa reclusión, pues no se le ha vuelto a ver en sociedad desde
hace más de más de cuarenta años. Retirada en Suiza, sus ocupaciones se limitan
únicamente a su familia y el estudio de grabación.
“Veleno” (“Veneno”, de 2002) es una muestra más de cómo
Mina se transforma continuamente para sonar contemporánea y absoluta. Con tonos
bajos e íntimos, el disco deambula entre dulces notas de jazz y un altísimo
poderío vocal. “Succhiando l’uva” –de Zucchero, Mino Vergnaghi y Matteo Saggese-
es la carta de presentación de este maravilloso disco, uno que sigue
alimentando el mito de una artista que lleva más de cuarenta años de ausencia
sin desaparecer.
Sin tener a menos el resto de las canciones, “Certe cose si
fanno” (aparentemente escrita por Bruno Lauzi y Gianfranco Fasano para Fiordaliso,
a quien los mexicanos conocemos gracias a “Yo no te pido la luna”, que
inmortalizara Daniela Romo en los ochentas) es una obra maestra. Dócil y
elegante, con un texto preciosísimo, el segundo sencillo de “Veleno” totaliza
su duración en oro puro.
Dramático, el tono nunca desciende pese a sus insinuaciones
claramente pop. “D'amore non scrivo più” es un claro ejemplo de lo anterior. La
composición de Mauro Santoro renuncia a su brillo para otorgárselo a “Il
pazzo”, la pieza más aplaudida por la crítica.
El gran Daniele Silvestri es el autor de “La seconda da sinistra”,
otra canción de ásperas tinturas pasionales. En “Che faticha” la fuerza es
imparable debido a su tremendo arreglo vocal: Qué placer y esfuerzo, qué
lucha es buscar, qué difícil es
mentir, qué difícil es comprometerse
... Una perla más: “Notturno delle tre” (acompañada por el maestro Ivano
Fossati), un track simplemente hermoso.
“Hai vinto tu”, “In percentuale” y “Solo un attimo” son tan
dispares como fantásticas y caprichosas. En los matices de estas melodías uno
puede regocijarse sin más en la voz de Mina, la inmortal.
A pesar de su impecable hechura, “Veleno” no es álbum arriesgado,
pero merece ser escuchado y atesorado. Sin duda, es uno de mis consentidos.
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