Por Oscar Fernández Herrera
Con una voz increíblemente poderosa, Maria Bethânia es una
de las estrellas más resplandecientes de Sudamérica. Sesenta años de éxito
constante no son suficientes para reconocer el talento y la autoridad de Bethânia
en uno de los territorios musicales más desafiantes y sublimes que hay: el de
la música popular brasileña.
Talismã, lanzado en 1980, es un disco que puede describirse
como un reflejo increíblemente equilibrado de la cantante, pues capturó la
esencia de su talento y su capacidad para fusionar diferentes géneros
musicales. Considerado por muchos como el último gran trabajo de la artista
antes de un larguísimo periodo de búsqueda más experimental, este álbum ofrece
una mezcla perfecta de baladas románticas y samba.
La interpretación de Bethânia, siempre delicada y sobria,
se entrelazó con composiciones de peso como las de Caetano Veloso, quien
contribuyó con cuatro temas, incluida la hermosa “Gema” (que yo escuché primero
en el discazo “Outras Palavras”, de Veloso, además de una colaboración con
Gilberto Gil en “Amo Tanto Viver”.
Una de las canciones más destacadas de Talismã fue “Alguem
Me Avisou”, una samba en la que participaron Caetano y Gil, y que reforzó la gran
conexión musical entre estos gigantes de la música brasileña. Por otra parte,
el tema “Pele”, con su fusión de blues y cabaret, marcó una de las mayores
expresiones de la versatilidad de Bethânia, quien no solo sabe cantar con
precisión, sino también transmitir emociones a través de cada nota.
La producción destacó por su orquestación cuidadosamente
estructurada, que sorteó la grandilocuencia para centrarse en un lirismo
accesible y lleno de sencillez, lo que permitió que la esencia de las
composiciones y la interpretación de Bethânia brillaran de manera natural. Es
un trabajo en el que la cantante defendió su característico control de voz para
darle espacio a la “despreocupación” y a la fluidez musical sin forzar su
técnica.
“Talismã” fue una obra honesta y bien lograda, un
testamento de la maestría de Bethânia como intérprete y una muestra de la
riqueza de la música popular brasileña. Es un álbum que, sin lugar a dudas,
capturó la esencia de los años ochenta y ofreció una experiencia sonora tan
amplia que sigue resonando con el paso de los años.
Para nada es su última obra maestra, pues después llegaron
joyas como “Pirata”, “Dezembros”, “Brasileirinho”, “As Canções Que Você Fez Pra
Mim” y “Alteza”, por nombrar algunas.
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