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viernes, 3 de septiembre de 2021

Hablemos del genial Silvester Stewart


 

Por Edgar Fernández Herrera

Es 18 de agosto de 2021 y es un día antes de que llegue el huracán Grace, aquí en Quintana Roo, me dispuse ver un extraordinario documental “Summer Of Soul”, producido por el genial Questlove, el baterista de la banda legendaria The Roots. No diré mucho sobre esta cinta, ya que después le hare una pequeña reseña. Durante el filme se puede apreciar las presentaciones de la hermosa y genial Nina Simone, Staple Singers, Gladys Night y sus Pips, David Ruffin, Mahalia Jackson, Stevie Wonder, Sly & The Family Stone, hasta el gran Ray Barreto pasó lista de presente. Tremendas actuaciones se dieron en el llamado “Woodstock Negro”, estas jornadas culturales se llevaron a cabo durante 1969 en Harlem, New York.

 

Pero hablemos del genio calidoscópico que destruyó desgraciadamente su gloria por el abuso de drogas y me refiero al gran Silvester Stewart, conocido como Sly Stone. Su presentación durante el filme me hizo escribir sobre el llamado Mozart Negro, que muchos artistas han reverenciado y con justa razón; para mí, es más grande que James Brown, más adelantado que el llamado “padrino del soul”. De hecho, otro de los artistas que más admiro que es Prince le debe más a Sly Stone que a Brown.

 

Sly nació el 15 de marzo de 1943 en Denton, Texas, pero desde muy niño vivió una mudanza a Vallejo, California, muy cerca del área de San Francisco. Desde muy temprana edad tuvo contacto con la música góspel y, junto con su hermano Freddie, formó diferentes grupos de rock, blues, doop woop, ya que la música era muy importante para él. En 1964, invitado por el DJ Tom Donahue, emigró a San Francisco y empezó a trabajar como autor y productor para el sello Autumn, en donde aparte de escribir y producir canciones para otros, empezó a grabar unas para él. Se dice que estuvo detrás en la producción de Somebody To Love de una agrupación llamada Great Society, en donde destacaba la vocalista de nombre Grace Slick. Del mismo modo, comenzó a trabajar como DJ en estaciones como KSOL y KDIA, ambas especializadas en música Soul.

 

Al ganar popularidad en su trabajo como DJ, renació el gusto por estar dentro de una banda, así que en 1966 se unió a los Stoners e invitó al guitarrista Freddie, seguido por su hermana, la pianista Rose. A través de Freddie, Sly entró en contacto con el batería Gregg Errico, quien, a su vez, implicó a su primo Jerry Martin, hábil teclista y saxofonista. A ellos se unieron la trompetista Cynthia Robinson  y el bajista Larry Graham. Con este aguerrido núcleo de músicos, Sylvester Stewart se inventó un extraordinario alter ego: Sly Stone. Con esto, el groove estaba listo para sonar en el hippie San Francisco. Había nacido Sly & The Family Stone.

 

Tardó un poco, en que la gente reconociera a esta tremenda banda, pero entre 1968 y 1973 la industria musical seguía con lupa los pasos de la agrupación, la cual de manera extraordinaria y sobrenatural combinó soul, rock, funk y pop. Con esto, cambió para siempre todos esos géneros. Por todo esto Sly Stone estaba considerado un genio y ya jugaba en las grandes ligas juntos con The Beatles, The Rolling Stones y Jimi Hendrix. Sus canciones no le pedían nada a ningún artista pop del momento; sus arreglos eran dignos de un genio, de un verdadero visionario; ¿no lo creen? a las pruebas me remito: Sly fue el primer artista en publicar un LP donde la percusión electrónica tenía un papel primordial, esto en 1971, una década antes de la explosión del techno.

 

Además, era un gran showman; para muestra basta ver su presentación durante el 17 de agosto de 1969, cuando Sly & The Family Stone tomaron el escenario de “Woodstock Music & Art Fair” e hizo cantar a más de trescientos mil pachecotes a todo pulmón “Higheeer”. Vaya manera de ganarse a la audiencia, sin duda una de las actuaciones más tórridas y memorables de aquellas jornadas históricas.

 

Con la fama llegaron cosas malas y la cocaína se hizo presente en el líder de la banda que hartó a todo mundo con sus actitudes erráticas y autodestructivas: no se presentaba a conciertos o dejaba el escenario sin ninguna razón, llegó también a aparecer en programas de televisión totalmente “ido”. Todo esto provocó la desbandada y que Sly se acabara su fortuna por el consumo de drogas.

 

No ha mostrado ningún cambio positivo. Suma ya muchos años que no se presta para alguna presentación o entrevista, en reportajes lo muestran como un verdadero méndigo; sin embargo, a pesar de esto, la banda sigue presente, tan es así, que el mismo Barack Obama ha tomado letras de Sly y las ha convertido en discursos políticos. En su sensacional canción “Everyday People” la expresión “different strokes for different folks” ya es parte del lenguaje común del slang americano.

 

Pero no sólo por la gran calidad musical que mostraron serán recordados, sino también por algo que jamás se propusieron: fueron la primera banda diversa. Insisto, sin siquiera proponérselo, ellos fueron probablemente se constituyeron como la primera banda interracial y son un ejemplo de inclusión. Una leyenda dice que los Panteras Negras le exigieron a Sly que reemplazara al manager de la banda y a los músicos Errico y Martini (todos ellos de raza blanca). El músico no sucumbió a la presión y siguió adelante.

 

Por estas razones este pequeño escrito debe entenderse como un homenaje para plasmar mi admiración y respeto al genial Silvester Stewart y a esa gran banda que fue Family Stone. Sean tan amables y háganme un favor: busquen estos tres discos básicos “Dance to the music” (1968), “Stand” (1969) y “There’s a riot goin’ on” (1971); escúchenlos a todo volumen y a pónganse a bailar.

 

 

 

 

 

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