Por Oscar Fernández Herrera
Qué difícil y enmarañada es la historia de la música popular brasileña, ese encantamiento sonoro que raramente apreciamos debido a una supuesta barrera lingüística. No obstante, numerosas composiciones brasileras han logrado imponerse a los obstáculos culturales tan ridículos como profundos. “Construção”, de Chico Buarque, es uno de esos cantos que suenan y resuenan por todo Latinoamérica.
Compositor, intérprete y literato, Francisco Chico Buarque de Hollanda inició su producción artística a principios de los años sesenta, cuando la impresentable política del gigante sudamericano fustigaba a los críticos y opositores al sistema. Fue en aquellas circunstancias cuando surgió el Tropicalismo, un movimiento generacional que despertó a una sociedad adormecida por la “tradición” y sometida por la dictadura militar. Como resultado, las persecuciones y los ataques no se hicieron esperar. Las primeras composiciones de Buarque brindaban entretenimiento y distracción, si bien la crítica ya estaba presente.
Con un puñado de discos como predecesores, Chico Buarque suspendió un destierro en Italia para regresar a su tierra y grabar “Construção” como un manifiesto en contra del poder y sus violencias. Sus letras señalaron, sin pudor, a la élite que engaña y abusa del trabajador, presentándola como un monstruo traicionero y apócrifo. Estructurada en tres fragmentos endecasílabos y esdrújulos, Construção está llena de mensajes ocultos, guiños revolucionarios y doble sentido. La música, por otra parte, es una fusión de tropicalismo, bossa nova y samba.
Ruido. Mucho ruido provocó este disco al momento de lanzarse gracias a su atrevimiento y teatralidad, marcas particulares del maestro Buarque. Con esta obra, sentimos (y amamos) la figura del obrero de principio a fin.
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