Por Oscar Fernández Herrera
Sin “Dragon Ball”, de Akira Toriyama, el absolutismo del manga (como se le llama al cómic japonés en general) en el mundo occidental, no se habría logrado, si bien hubo numerosos títulos que allanaron el terreno antes de la gran odisea de Gokú en los quioscos de todo el planeta. Con la animación nipona fue distinto: las caricaturas ya gozaban de una gran aceptación desde los setenta con obras tan memorables como “Astroboy”, “Heidi”, “Remi”, “Mazinger Z” y “Candy Candy”.
Pero antes de su popular obra, Toriyama le presentó a los japoneses “Dr Slump” en 1980, una historia caracterizada por su humor descontrolado e hilarante. En ella, seguimos con atención las travesuras de Arale Norimaki, una niña androide con una inocencia y un poder desmedidos, Senbei Norimaki, su creador, y todos los habitantes de Villa Pingüino.
Serializada en dieciocho tomos, la obra se compone de pequeñas historias con algunos enlaces discretos y, en ocasiones, disparatados. No obstante, lo anterior forma parte del encanto de “Dr. Slump”: el absurdo y lo ridículo en perfecta armonía.
La vida de los Norimaki será la base principal para el desarrollo de esta historieta; sin embargo, criaturas fantásticas, héroes frustrados y alienígenas desorientados se hace presentes en la aldea para causarnos agradables momentos. Cameos de personajes como Ultraman, Godzilla y Gamera (por mencionar los más reconocibles para el público en general) son un estupendo añadido.
La cotidianeidad y los saltos en el tiempo son tan comunes como normales para los habitantes de Villa Pingüino que nadie parece alarmarse cuando alguno de estos sucesos se liga con otro. Con todo, en medio de tanta agitación, podemos rescatar grandes enseñanzas relacionadas con la amistad, la solidaridad y la gratitud.
El detalle de los trazos de Toriyama es esmerado y soberbio en algunas viñetas panorámicas (desafortunadamente, esta escrupulosidad sólo la podremos apreciar en los primeros capítulos de Dragon Ball).
“Dr. Slump” es un manga que merece leerse y disfrutarse de principio a fin.
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