Por Edgar Fernández Herrera
Fanny Kauffman, mejor conocida como “Vitola”, fue una de las mujeres más talentosas en la historia del cine mexicano. Con un enorme carisma y cómicos bailes, es considerada como una de las cinco grandes comediantes del periodo. Esta singular mujer, originaria de Canadá (nacida un 11 de abril de 1924), logró ser reconocida por su gran talento y no ser simplemente un apoyo del enorme Germán Valdés “Tin Tan”. Demostró que las mujeres podían y pueden hacer comedia tan bien o incluso mejor que el mencionado Tin Tan, Cantinflas, Resortes o Palillo.
Kauffman se mudó desde su tierna infancia con su familia a la Habana, Cuba, donde comenzó su formación como cantante de ópera, pues entró al Conservatorio de Música y Artes.
Justamente en Cuba surgió el apodo que se quedaría con ella hasta su muerte: “La Vitola”, en referencia a la longitud de los habanos. A los 23 años de edad, en 1942, Kauffman decidió probar suerte y se mudó a la Ciudad de México.
En la capital mexicana, Fanny trabajó en el Teatro Abréu, compañía en la que debutó en 1943 y fue ahí en donde el cómico German Valdés “Tin Tan” decidió invitarla a su “pandilla” para trabajar en la película “El rey del barrio”. Junto a “Tin Tan”, quien interpreta a un joven ferrocarrilero que estafa a mujeres millonarias, La Vitola arrancó cientos de carcajadas al público mexicano en su papel de “La nena”, una víctima aspirante a cantante de ópera que se enamora de Tin Tan.
Después de eso, todo fue cuesta arriba para La Vitola, y durante los siguientes cinco años rodó “Simbad el mareado”, “Ay amor, cómo me has puesto”, “El vizconde de Montecristo” y “Los líos de Barba Azul” junto a Germán Valdés.
También trabajó junto a Pedro Infante, Resortes y más figuras de la época. Sin embargo, durante su estrellato, algunas situaciones opacaron su brillo. Fanny era una gran aficionada al póker y eso le costó una buena parte de la fortuna que había logrado amasar.
El 21 de enero de 2009, la Vitola falleció a causa de complicaciones de insuficiencia cardiaca y renal que terminaron por causarle un paro respiratorio en el hospital de Santa Elena, en la Ciudad de México. Con todo, su brillante papel en la historia del cine mexicano la convirtió en un ícono de la comedia que jamás será olvidado.
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