Por Oscar Fernández Herrera
Dirigida por Chung Mong – Hong, “El sol que abrasa” (“A sun / Yang guang pu zhao”) es una cinta taiwanesa que nos presenta una historia familiar llena de giros insospechados y, en muchas ocasiones, brutales. Tan solo la primera circunstancia nos brinda una poderosísima imagen: A ho, el hijo menor del hogar protagonista, sigue a su cómplice Radish cuando éste le amputa la mano a un hombre en un restaurante. La imagen de la mano cercenada en la olla de sopa caliente es, simplemente, tremenda.
Como resultado del criminal hecho, A ho ingresará a la cárcel a pesar de las reiteradas suplicas de Chin, su madre, y la furia disfrazada de indolencia de A wen, el padre. A hao, el hijo mayor, contempla a la distancia los acontecimientos. Los principios de la familia están quebrados y todo está a punto de empeorar.
Múltiples dificultades se presentarán a partir de ese momento, obligando a nuestros protagonistas a redelimitar su papel en la dinámica familiar, aunque no será nada fácil de lograr. Por el contrario, cada uno de ellos tendrá que soportar realidades tremendamente difíciles.
“El sol que abrasa” es un enérgico testimonio sobre la emancipación y la reconciliación entre las personas. El desarrollo de la historia, que se aproxima a las tres horas, nunca pierde la dirección y siempre mantiene el ritmo. En los momentos más difíciles encontramos guiños a la esperanza y al consuelo, y al revés. Con todo, llega un momento en el que nos preguntamos qué más les puede ocurrir a los personajes en esta sucesión de desgracias.
Personalmente, considero que los denominadores son insuficientes para celebrar películas como ésta. La narración es sólida y equilibrada, pues cada persona brilla en determinados momentos y todas las participaciones están plenamente justificadas. De igual forma, “El sol…” está bellamente fotografiada; en ella se nos presentan sorprendentes escenarios que, burlonamente, se oponen a los episodios que se están desarrollando.
Me resulta complicado destacar a alguno de los protagonistas; sin embargo, A wen (personificado por Chen Yi Wen) y A ho (Wu Chien Ho) son sobresalientes.
Como contraparte a la escena inicial, el último momento en el que Chin y A wen terminan abrazados en medio de un mar de lágrimas es realmente enternecedor.
“El sol que abrasa” es una película imperdible. Disfrútela en Netflix.
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