Por Edgar Fernández Herrera
Fue un golpe al corazón cuando escuché por primera vez a The Beatles, y eso sucedió hace más de 30 años. Era un niño y me cambió la vida para siempre; al pasar los años “Los Bicles” fueron desbancados de ese pedestal en el que los tenía, pues llegaron bandas o artistas que me resultaban más fascinantes o interesantes.
Sin embargo, jamás he dejado de escucharlos; siempre vuelvo a ellos y lo hago con mucho gusto y hasta con un dejo de nostalgia. El 18 de junio Paul McCartney cumplió 80 años de vida y dicho acontecimiento no pasó desapercibido para el mundo, ya que todos se volcaron en felicitaciones y en recordatorios relacionados con el impacto que ha tenido en la vida de mucha gente. Es loable llegar a esta edad plena lucidez. McCartney es una leyenda viviente con méritos propios; su música ha trastocado a miles y ha sido inspiración para muchas generaciones.
En lo personal no soy su más entusiasta admirador, su música de repente me resulta complaciente y hasta aburrida, pero no dejo de reconocer que nos ha dejado canciones impresionantes como “Maybe I’m amazed” (canción que le escribió a su primera esposa, Linda Eastman), “Uncle Albert/Admiral Halsey” y “Monkberry Moon Delight” (estas últimas dos verdaderas joyas para un servidor) y obvio sus maravillosas canciones con el cuarteto de Liverpool.
Mucha gente acusa a McCartney de ser muy pop y puede que tengan razón; no obstante, habría que hacerle saber a esa gente que fue McCartney el que impulsó técnicas de grabación revolucionarias que cambiarían la música del Siglo XX; como ejemplo escuchen “Tomorrow never knows” del Revolver de 1966. Su trabajo en las cintas al revés son todo un hito.
Pues bien, esperemos que Sir Paul McCartney haya pasado feliz su cumpleaños y veremos qué más sorpresas nos tendrá reservadas para el futuro, porque al paso y para gusto de sus millones de fans, está de gira y publicando más música.
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