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sábado, 25 de junio de 2022

A 70 años de “Cantando bajo la lluvia”


 

Por Edgar Fernández Herrera

 

Es para mí, el mejor musical de todos los tiempos, una obra maestra del 7º arte, dirigida y protagonizada por Gene Kelly en 1952. Es una película tan feliz, tan perfecta y querible. Ver el baile y escuchar la voz de Gene Kelly es un dulce, y eso es suficiente para verla una y otra vez. No hay ningún desperdicio.

“Cantando bajo la lluvia” es una película sobre el cine. Sí, cine dentro del cine. Cuenta la historia de Don Lockwood (Gene Kelly), una estrella del cine silente a la que le ha llevado mucho tiempo llegar a ese lugar. Lo acompaña su siempre fiel amigo Cosmo (Donald O´Connor) y su coestrella habitual es Lina Lamont (Jean Hagen), con quien se llevan muy mal. Huyendo de sus fans, Lockwood conoce a Kathy Selden (Debbie Reynolds), una joven aspirante a estrella de la cual se termina enamorando luego de algunas peleas iniciales.

Lo anterior pondrá en crisis el vínculo entre Don y Lina, pero una amenaza más terrible se cierne sobre ellos: el cine mudo llega a su fin y toda la industria comienza a hacer películas sonoras. Lina no tiene ni la voz ni la capacidad para adaptarse, pero aun así insiste en que deben seguir trabajando juntos.

El argumento permite que aparezca toda clase de excusas para las canciones. Cada número es inolvidable, sin embargo, hay que destacar a Don (Gene Kelly) en el momento en que empieza a cantar:

 

I’m singing in the rain
Just singing in the rain
What a glorious feeling
I'm happy again
I'm laughing at clouds
So dark up above
The sun's in my heart
And I'm ready for love…”

Esta escena cambiaria todo para siempre: es el espíritu del film y el momento inspirador que resulta en felicidad plena, uno esboza una sonrisa de oreja a oreja. Cuenta la leyenda que Kelly estaba muy enfermo el día que filmó esta escena clásica, se tuvo que hacer un complejo trabajo de sonido para resaltar el zapateo y además se mezcló leche con agua para que se notara la lluvia en la cámara.

 

Jean Hagen sobresale en su papel de mala, una muy joven Debbie Reynolds sufrió demasiado por las exigencias y el perfeccionismo casi enfermo de Gene Kelly; se cuenta que Fred Astaire (el otro gigante del musical) apoyó a la actriz para salir del bache.

Definitivamente Gene Kelly es el corazón y el alma de la película, pero todos aportaron para que fuera un éxito. Habría que destacar al gran Stanley Donen, toda una leyenda de Hollywood, que junto a Kelly había generado con “On The Town” una verdadera revolución dentro de la industria.

 

Escribo esto mientras escucho el soundtrack de esta maravillosa película. Felices 70 años, “Singin In The Rain”

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