Por Oscar Fernández Herrera
El segundo trabajo solista de Paul McCartney, publicado en 1971, soportó toda clase de burlas y descalificaciones. “RAM” fue espantosamente desestimado por la prensa especializada y, al mismo tiempo, fue la inspiración para que John Lennon satirizara su contenido en su celebérrimo “Imagine”. Los sarcasmos implicaron desde la música hasta la portada del álbum. Pese a lo anterior, el público respondió oportunamente a los sencillos que sonaron en la radio.
Las diferencias con “McCartney”, lanzado un año antes, son la inclusión de músicos de estudio para “sacudirse” esa austera producción que tanto criticaron los reseñistas y el uso de un estudio profesional. La participación de Linda, su esposa, anunciaría también la llegada de Wings unos meses después. A pesar de tanto esfuerzo, los calificativos para “RAM” fueron de “irrelevante” a “mediocre”. Se trató de un golpe durísimo para el ex bajista de The Beatles.
Curiosamente, cinco décadas después, las estimaciones lo colocan como una “obra maestra”. Las circunstancias de la época (la ruptura del cuarteto inglés y la poderosísima autoridad de Lennon en la opinión popular) son las razones de los indebidos títulos que se le dieron. Al final, criticaban más a Paul por suponerlo el culpable del fin de The Beatles que por su música en sí.
Quizá no se trata de la obra maestra que muchos han querido respaldar, pero sí contiene rolas destacadísimas, de primer nivel. “Too many people” es un arranque insuperable, con discretas pero categóricas palabras para Lennon: Demasiada gente haciéndose el “underground”, demasiada gente predicando sermones. No les dejes que te digan lo que quieres ser… en ella también le reprocha al guitarrista su estadía en The Beatles para después hablar mal de ellos.
“3 legs” es un delicado blues que hasta el mismo John elogió por su fabulosa interpretación. El buen ritmo sigue con “Ram on” (título que recuerda al pseudónimo que utilizaba McCartney con The Beatles en su lejana época de Hamburgo) y su contagioso ukulele, y “Dear boy”, un himno pop con coros a la Beach Boys (muchos han reclamado el título de “Pet Sounds” para esta obra).
“Uncle Albert/Admiral Halsey” es EL sencillo del álbum y al escucharlo sabemos por qué. Se trata de una canción que surgió al unir fragmentos de canciones inacabadas (algo parecido a lo que sucedió con el medley de “Abbey Road”), resultando en una suite de dos partes que contó con la participación de la Filarmónica de Londres y la primera colaboración post beatle con George Martin. Desde pequeño me atrapó esta canción. Sin problemas la pondría entre las canciones del soundtrack de mi vida (quizá la única rola de McCartney que le robaría el lugar sería “Let ‘Em In”, del “Wings at the speed of sound”, de 1976).
El lado b del disco principia con la campestre “Heart of the country” y, con ella, sabemos que este disco aún nos tiene más sorpresas. Esa tonada jazz nos transporta directamente a los días del “White album”. Este corte es, paradójicamente, el que nos encadena a uno de los tracks más experimentales de “RAM”: “Monkberry moon delight”; erróneamente llamada “El monje”, pero que en realidad es una combinación del uso de un lenguaje usado por sus hijos (de Macca) y coincidencias fonéticas. En todo caso, lo más correcto sería traducirla como “Delicioso batido de luna”. El uso de “El monje” obedece a que el término monk es, ciertamente, monje en español.
La canción es notable por el surrealismo de sus letras y su enérgico sonido. En 1979 los Screamin’ Jay Hawkins editaron su propia versión con muchísimo éxito.
“Eat at home” es un buen tema, quizá el más accesible en términos comerciales y con clarísimas referencias a Buddy Holly. La edición especial del álbum nos ofrece una versión en directo con una duración de más de ocho minutos. Si bien algunos la consideran un poco larga y fastidiosa, “Long haired lady” es, para mí, otra gema dentro de “RAM”. En ella la participación de Linda McCartney va más allá de un simple acompañamiento vocal. “Long…” recuerda remotamente aquello que el mismo Macca ideó para el clásico “Hey Jude”.
El gran final corre a cargo de “The back seat of my car”, una pieza que presume una delicada y bellísima orquestación in crescendo. Curiosamente, este tema fue ofrecido en balde a The Beatles en su último periodo de composición y grabación. Los arreglos, la instrumentación y el coro final resultan en un monstruo sonoro que resonará por siempre.
Como dato adicional, “Another day” y “Oh woman, oh why” se lanzaron como sencillo con una increíble aceptación por parte del público, que lo llevó al primer lugar en muchísimos países. “Another day” es un boceto que apareció en las sesiones de “Let it be” que, de nuevo, fue ignorado.
“RAM” es un disco folk pop con guiños a fantásticas experimentaciones. ¿Sabe qué? Sí, sí es una obra maestra.
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