Por Oscar Fernández Herrera
Como relaté en ocasiones anteriores, cuando era un adolescente, menospreciaba la trascendencia de Soda Stereo para la difusión del rock latinoamericano. Con el tiempo, mis afinidades cambiaron y me volví un acérrimo seguidor de Cerati, a quien seguí fielmente por muchísimos años. Fue durante la presentación de los “11 Episodios Sinfónicos”, por parte del maestro argentino, que escuché “Sweet sahumerio” por primera vez.
¡Qué emoción tan inenarrable! Mi humanidad se pasmó con los primeros compases. Es probable que la interpretación durara un santiamén, pero mi corazón se ha encargado de eternizarla para bien… y para mal.
Después del formidable “Canción animal”, muchos seguidores de la banda cuestionaban los posibles desafíos musicales que afloraban con los ritmos de la última década del siglo, y que podrían paralizar su capacidad y originalidad. Simultáneamente, se preguntaban por qué Soda grababa fuera de sus estándares (el disco se trabajó a partir de letras incompletas y no de rolas tanteadas con anticipación). Todos los escepticismos finalizaron cuando “Dynamo” salió al mercado en 1992.
Con una pinta de shoegazing que no pudo disimular, el disco causó tímidas reacciones. En él deambulaban guitarras distorsionadas, post punk, ska, noise y dream pop, entre otros muchos estilos. El inconfundible sello vocal de Cerati también se hizo notar a lo grande.
A pesar de su tremenda hechura, “Dynamo” no fue el bombazo deseado; quizá porque la banda abandonó su disquera para firmar con otra, lo que entorpeció su publicidad: un solo éxito radial, una gira interrumpida y una presentación mediática restringida. A excepción de “Primavera 0”, el sencillo elegido por la gente de Sony, aquí tenemos grandes canciones: “En remolinos”, posiblemente una de las grandes de este álbum gracias a sus sintetizadores y guitarras placenteramente limpias, “Luna roja”, tan personal y llena de metáforas, “Sweet sahumerio”, con su sonido ambiental y su tabla hindú que fascina, “Ameba”, obscura y tremendamente punzante, y “Fue”, por citar las más célebres.
Probablemente tú tengas más rolas para añadir a la lista; sin embargo, pocos disienten con relación a la grandeza de “Dynamo”. Escúchelo y aprópieselo que no es tarde para hacerlo.
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