Por Edgar Fernández Herrera
A principios de los noventa, la gente no sabía si almacenar o tirar sus colecciones de elepés, pues el formato del CD había vuelto obsoleto esta presentación y, si le agregamos ahora el servicio de streaming, es difícil pensar que los “discos grandotes” volverán otra vez.
Sin embargo, el culto de los viejos melómanos y una nueva generación han logrado la resurrección del elepé; tan sólo el año pasado, la venta de discos generó una ganancia de mil millones de dólares. Por esta razón, se han vuelto a construir fábricas de prensado de discos, para poder satisfacer la demanda y todo indica que la industria seguirá creciendo. Durante el año pandémico, a raíz del confinamiento mundial y las restricciones, la industria de la música se vio afectada; por ejemplo: las cancelaciones de giras, aunque los amantes de la música se vieron obligados a recurrir a la compra de discos a un ritmo sorprendente (crecimiento de dos dígitos). Esto también ha ocasionado que los precios sean muy altos.
¿Llegará a tener su “comeback” el disco compacto, como lo está viviendo el elepé? Ya veremos; mientras tanto, no tiren sus viejos cds y esperemos a ver qué dice el tiempo.
En lo personal, prefiero los formatos físicos por encima del streaming o los archivos digitales, y me encanta toda la experiencia del elepé. Para mí, hay un sonido electrizante cuando reproduzco discos que no siento en lo digital. Poca gente me comprende o siente lo mismo, pero es tan hermoso tomar tu disco, ponerlo en el tocadiscos y dejar caer la aguja. Es sublime la experiencia.
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