Por Oscar Fernández Herrera
Queridísimos lectores: hace unas semanas, reseñando “Moon Knight”, escribía con relación a ese palpitante optimismo mediático con las series o películas de superhéroes. Todo el mundo estaba dispuesto a consumirlas y aplaudirlas sin demasiados cuestionamientos. Probablemente a algunos les incomode admitirlo, pero todo apuntaba a que esa sobreproducción de títulos terminaría por agotarnos de alguna u otra manera: pésimo CGI, importantes huecos narrativos e historias francamente aburridas. Con “Ms. Marvel”, la última propuesta de Disney+, ¿ocurrirá lo mismo?
En primer lugar, tenemos una serie con un humilde tono moderno, desenfadado y original. El diseño y los colores presentados son asombrosos, con decenas de detalles que distraen placenteramente. Iman Vellani, en el rol de Kamala Khan, es talentosísima y, sin duda, su personificación como heroína es aceptable, aunque sus chispazos sobrehumanos nunca fueron constantes debido a la agotadora carga de diálogos y más diálogos.
Sin embargo, la miniserie (de seis episodios) sólo nos mostró una miscelánea de temas adolescentes, raciales y culturales que terminaron glorificando lo tradicionalmente árabe. Después de un fenomenal primer capítulo, “Ms. Marvel” no tardó en desmoronarse y cansar. En este punto, debo señalar que acabar las cinco partes restantes fue un suplicio, pues el desánimo terminaba por dormirme. Ni el “gran” final me atrapó como se esperaría. De igual forma, aceptaré que las discusiones en las redes me interesaron más porque ahí corroboré mis suposiciones: “Ms. Marvel” no cuenta una historia ni remotamente adelantada (como nos la quisieron publicitar) debido a la rusticidad de su argumento principal, su ritmo bastante lento y su desarrollo general algo deslucido. La popularidad de la estrella principal es, admitámoslo, limitadísima y, para empeorar el asunto, su personalidad siempre estuvo atiborrada de clichés adolescentes que, me imagino, sólo emocionarían a niños de catorce años.
El tratamiento de “Ms. Marvel” es tan reducido que apenas y aparece en ocasiones para mostrarse como ¡un superhéroe! Kamala sólo deambuló entre los problemas escolares, los (efímeros) intereses amorosos y las redes sociales, redundando en un drama irreal y sobrepasado de tan absurdo que es. Los tópicos de la serie (como el origen del brazalete, los enemigos a enfrentar y los agentes de Control de Daños) se pierden entre chistes bobos y descaradas escenas sobre la confrontación cultural.
En fin, todo quedó en un relato urgente que concluirá en “The Marvels” y que no será renovado para una segunda temporada. ¿Quieren más malas noticias? Ahí viene “She Hulk”…
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