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viernes, 30 de diciembre de 2022
Pinocho
Por Oscar Fernández Herrera
- ¿Sebastián?
- ¿Sí, Pinocho?
- ¿Quién es Carlo?
- Carlo era un niño. Geppetto lo perdió hace muchos años.
- ¿Dónde lo puso? ¿Cómo pierdes a una persona?
- Quise decir que murió, Pinocho. Ya no está vivo.
- ¿Y eso es malo?
- Sí. Es una gran carga para un padre perder a un niño tan pequeño.
- ¿Qué es una carga?
- Es algo doloroso que debes soportar. Aunque te cause gran aflicción.
Debo confesarles, amables lectores, que la sola idea de ver “Pinocho” para reseñarla en el blog nunca me resultó seductora. La versión animada de Disney era la única referencia que tenía de la novela del italiano Carlo Collodi, así que puse muchos pretextos antes de programarla en mi calendario de pendientes. Pese a lo anterior, me bastaron unos cuantos minutos frente a la pantalla para encariñarme rápidamente con el debut de Guillermo del Toro como director de largometrajes animados.
¡Qué belleza de película es “Pinocho”! Su historia y sus colores son increíbles, capaces de entretener a grandes y pequeños. Es un relato esperanzador donde se enlazan el amor familiar, las imperfecciones humanas, el dolor por la pérdida y la rebelión. Todo ubicado en un escenario fascista de la Italia de la primera mitad del siglo anterior. Desde un principio Del Toro nos deja en claro que el tono de la cinta es mucho más obscuro que las otras versiones de la célebre marioneta.
El resultado final del stop motion es auténtica magia, pues resulta imposible no seguir con asombro el desarrollo de las acciones cuadro por cuadro. La trágica historia del carpintero Geppetto ante la infortunada muerte de Carlo, su hijo, es contada con valor y espíritu. El sufrimiento del anciano es en algunos momentos desgarrador, como cuando, ebrio y empapado por un inclemente aguacero, se echa a llorar sobre la tumba de su niño para ofender a Dios por su desgracia.
Es así como decide tallar un títere de madera con la intención de reemplazar a Carlo. Sometido por el cansancio, el afligido carpintero cae dormido. Es en ese momento que el espíritu del bosque se presenta para darle vida a la marioneta y así disminuir el padecimiento del anciano. Sebastián, un simpático grillo con el noble oficio de la escritura, guiará a Pinocho por el bien a cambio de un deseo. Pese a su intención de ser un hijo de verdad, el pequeño de madera se involucrará en peligrosas aventuras.
Además de su elegancia, “Pinocho” destaca por la madurez de sus temas y su acertada aproximación a lo narrado por Collodi. El imaginario de Del Toro al momento de crear monstruos para incluirlos en sus historias es sorprendente. Las clásicas haditas “pop” son sustituidas por soberbias esfinges que habitan mundos oníricos. Los sinsabores de la paternidad son naturalezas que nos obligan a reflexionar profundamente.
Véala en Netflix.
Felices cuarenta, “Thriller”
Por Oscar Fernández Herrera
Mi fascinación por la música tiene un nombre: Michael Jackson. Quizá para muchos el nombre pueda resultar bastante común; sin embargo, el significado que el autoproclamado “Rey del Pop” le ha dado a mi vida es indudablemente ensordecedor. “Dangerous” fue el primer disco que le escuché, si bien recordaba cuando mi papá tocaba algunos temas de “Thriller” que consiguió en una cinta casera. Poco a poco fui conociéndole maravillas que sigo escuchando con profundo cariño y admiración.
Después de la independencia artística que representó “Off the wall” en 1979, Jackson grabó el que, a la postre, resultaría ser el álbum más vendido en la historia de la música popular. “Thriller”, lanzado originalmente en 1982, no tardó en sorprender a propios y extraños gracias a su delicada mezcla de pop, soul, r&b y funk. Después de siete sencillos, un videoclip memorable y clásicos instantáneos como “Billie Jean”, “Wanna be startin’ somethin’”, “Beat it”, “Thriller” y “Human nature”, el disco sigue posicionado como un trabajo brillante, casi inigualable (aunque el mismo Jackson lo superaría con discos posteriores).
Después de algunas remasterizaciones y una edición expandida por su vigesimoquinto aniversario, “Thriller 40” celebra, con justa razón, cuatro décadas de incontestable protagonismo. Con él llegan muchísimas sorpresas: el álbum original completamente digitalizado, demos, remezclas, descartes y hasta un megamix; todo un goce para cualquier melómano. A pesar de las inclusiones, el disco está incompleto, pues en él se extrañan pistas inéditas como “Hot Street” y “Nightline” y, por otra parte, sobran los innecesarios remixes de la reedición anterior.
La primera gran sorpresa es “Starlight”, el tema original del que emergería “Thriller” después de numerosos cambios en la letra. Musicalmente, es idéntico al tema que todos conocemos y asociamos con el Halloween, pero no deja de ser una grata extrañeza. “Can’t get outta the rain” es una rola que procede directamente de la era de “The Wiz”, y aunque se le conoció como lado b de “The girl is mine”, el primer sencillo de “Thriller”, su inclusión era más que necesaria.
En algún momento de las grabaciones, “Got the hots” formó parte del afamado “Thriller”. Se trata de una canción rítmica con el sello característico de su intérprete. Su publicación en el álbum original hubiera sido algo extraordinario. “Carousel” (escrita para Jackson por Michael Sembello), reemplazada al final por “Human nature”, y “Who do you know” son piezas suaves, casi melosas. “Sunset driver” destaca, pero se le asocia mucho más con las canciones de “Off the wall”.
“Behind the mask”, coescrita con Ryuichi Sakamoto, aparece aquí en una presentación mucho más cruda que la sobrecargada versión que se lanzó en “Michael”, de 2010. “The toy” es una de esas baladas cargadas de sentimiento. “She’s trouble”, ofrecida inicialmente a Musical Youth (¿los recuerdan por “Pass the dutchie”?), y “What a lovely way to go”, con un rollo muy similar a Queen, son pistas curiosas y entretenidas, pero que sólo emocionarán a los “completistas” o fanáticos acérrimos. Maquetas o versiones inacabadas de “Billie Jean”, “Beat it”, “Wanna be startin’ somethin’” y “Pretty young thing” se agradecen, aunque algunas de ellas ya se conocían desde antes. Los remixes, como dije, son completamente olvidables.
Constan versiones extendidas de los sencillos del álbum que, supuestamente, se usarían en formatos de 12’’. Nada de eso aparece aquí. Una verdadera lástima porque los seguidores de Michael Jackson merecían una mejor edición conmemorativa (¿dónde quedaron “Someone in the dark” y “For all time”?). Con todo, el álbum ha logrado ingresar (nuevamente) al top ten de éxitos de manera casi inmediata.
“Thriller” es un disco que, de alguna manera, sepultaría la carrera de Michael Jackson. Le impuso una carga tan grande que igual le dio fama y detracción pública por el resto de su vida.
Cosas imposibles
Por Oscar Fernández Herrera
“Cosas imposibles” es una entrañable película mexicana dirigida por Ernesto Contreras y protagonizada por Nora Velázquez y Benny Emmanuel. Estrenada apenas el año pasado, “Cosas imposibles” nos relata la historia de Matilde, una mujer enlutada y atormentada por la insistente “presencia” de su esposo en su mente, y Miguel, un adolescente con las típicas dificultades de la edad. Pese a las circunstancias, ambos protagonistas lograrán una amistad tan improbable como única.
Poco a poco, la soledad y los agobios de Matilde y Miguel los aproximarán a tal punto que, sin proponérselo, terminarán animándose para que ambos desafíen a sus propios demonios y salgan victoriosos. Las pequeñas charlas, los recuerdos y las nuevas experiencias construirán una relación amistosa que nos emocionará de principio a fin.
Una de las grandes virtudes de “Cosas imposibles” es la curiosa, pero enternecedora complicidad que se va desarrollando entre dos personas completamente dispares. Las alucinaciones de Matilde, víctima de los atroces abusos de su difunto esposo, y el gran secreto de Miguel no resultarán extraños para los espectadores, por lo que disfrutarán de una historia bastante entretenida y emotiva.
Las locaciones, los diálogos y los colores (sobre todo la unidad habitacional donde se desarrolla buena parte de las acciones) son presentados con excepcional calidad por parte del director. Las actuaciones son realmente destacables.
“Cosas imposibles” nos enseña que nunca es tarde para recomenzar a pesar de la edad, las creencias o las condiciones. En pocas palabras, se trata de un relato citadino que no puede perderse. Disponible en Amazon Prime y a la venta en diferentes plataformas digitales.
sábado, 17 de diciembre de 2022
Wish, sus primeros 30 años
Por Edgar Fernández Herrera
En 1991, The Cure, seguía saboreando el éxito recabado por su obra maestra “Disintegration”. Fue en ese momento que la banda liderada por Robert Smith empezó a trabajar en nuevas composiciones, ya que la prensa y los fans reclamaban el lanzamiento de un nuevo disco y por ello el quinteto británico se metió a los estudios Hook End.
El nuevo disco llegó a las tiendas el 21 de abril de 1992. Un álbum influenciado por el imperante estilo “shoegaze” de bandas como My Bloody Valentine o The Jesus and Mary Chain. Porl Thompson, además de contribuir con su excelsa guitarra, fue el diseñador de la portada y tuvo la osadía de eliminar el artículo “The” para que se apreciara la palabra “CURE”, que también lució en los discos: “Show” y “Paris”.
En un contexto muy personal, cursaba el bachillerato cuando compré “Wish” en casete, con un dinero que me regalo mi papá para aprovechar las promociones de “Julio Regalado”.
Gran disco, que no repite el sonido obscuro de “Disintegration”; sin embargo, sus letras no se alejan de esa vertiente, pues el álbum inicia con la shoegaze “Open” y culmina con la excelente “End”. En medio de éstas se pueden apreciar las dos caras de “The Cure” (más bien de Robert Smith). Pueden disfrutarse los sonidos y letras más obscuras y siniestras como “Apart” o “Trust”, sin olvidar la melancolía en “A letter to Elise” y “To wish imposible things” (probablemente la mejor canción del disco), pero también apreciamos el lado más luminoso de la banda: “Friday I’m in love”, toda una joya pop, y “High”, el primer sencillo del plato.
Pero si ya en el disco se muestra un material de primer orden, las caras B de los sencillos “se cuecen aparte”. Canciones de un gran nivel y que de repente uno se preguntaba por qué fueron desechadas, como la enorme “The big hand”, “Play”, This twilight garden” o la maravillosa “Halo” muestran una banda en pleno apogeo.
El 25 de noviembre de este año liberaron la edición de los 30 años, con el disco totalmente remasterizado y con demos y versiones instrumentales, incluyendo las cuatro aparecidas en el “Lost Wishes”, así como unos remixes.
Escuchar esta nueva reedición me confirma lo importante que ha sido The Cure en mi vida y los recuerdos que me llegaron cuando tenía 17 años y escuchaba “Wish” día y noche. Larga vida a The Cure.
Los elásticos Beatles
Por Edgar Fernández Herrera
Un 03 de diciembre, pero de hace 57 años, The Beatles publicaban su sexto larga duración, llamado “Rubber Soul”; todo un cambio drástico, en el cual daban un gran paso de calidad en sus composiciones.
George Harrison, John Lennon, Paul McCartney y Ringo Starr entraban a los EMI Studios de Londres el 12 de octubre de 1965 para grabar esta emblemática obra que, durante 35 minutos, nos paraliza y deja sin aliento con cada canción.
Obra con una influencia muy notoria de las letras del “Bringing it all back home”, del poeta Bob Dylan, y el consumo de drogas, que repercutió en letras que se caracterizan por una fuerte carga filosófica con temas nunca antes tocados por ellos: “Norwegian wood” habla de la infidelidad, “Drive my Car” toca con ciertos eufuismos sexuales, temas personales; en “You won’t see me” McCartney relata los problemas que tenía con su entonces novia Jane Asher; y ni qué decir de la experimentación sonora, que introdujo instrumentos nuevos y ajenos al mundo del pop. Podemos escuchar un armonio en “The word”, un órgano Hammond en “I’m looking through you” y el inolvidable sitar tocado por George Harrison en “Norwegian wood”, composición de Lennon que inspiró a Dylan para escribir “4th time around”.
Un LP espectacular y que hasta el día de hoy sigue sonando impresionante. La primera gran joya del cuarteto de Liverpool, que representa solamente el inicio de una gran etapa de crecimiento y un proceso creativo muy alto.
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