Vistas a la página totales

domingo, 29 de enero de 2023

The Last of Us


 

Por Oscar Fernández Herrera

 

¡Se trata de un “Walking Dead” del reino fungi! Con este infame denominador algunos se han dirigido a “The Last of Us”, la última serie de HBO que está monopolizando la atención de propios y extraños. Con un guion inspirado por el videojuego desarrollado por Naughty Dog, este programa nos relata las andanzas de Joel y Ellie, quienes buscan resistirse a una siniestra pandemia ocasionada por una cepa del hongo Cordyceps. Esta seta es capaz de someter a su huésped para alterar su comportamiento de forma brutal.

 

Mi primer acercamiento con esta obra fue a través de mis alumnos, así que mi interés en ella apareció pronto, aunque nunca la he jugado debido a que este tipo de entretenimiento no me seduce en lo absoluto. Lo anterior no impidió que disfrutará enormemente los dos primeros episodios de la serie.

 

Es necesario insistirle a los fanáticos del videojuego que en ocasiones es imposible “calcar” o respetar (si desean usar un término más propio) lo que puede jugarse en la PlayStation. El lenguaje de ambos mecanismos difiere y, en ocasiones, se confrontan. Lo menciono porque leo descontentos porque la serie no está “siguiendo” algunos de los cánones establecidos por el juego distribuido por Sony. Se trata de una adaptación y, en esos términos, debe entenderse que constarán modificaciones (algunas de ellas sustanciales). Si se dejan de lado estas consideraciones, la serie brillará con luz propia, conquistando a nuevos públicos y complaciendo al fandom original.

 

No obstante, una de las razones de la popularidad de “The Last of Us” es que, a pesar de los (forzosos) ajustes, se mantiene fiel a la historia original. Otra de sus más grandes cualidades es la fortísima correspondencia que existe entre Pedro Pascal y Bella Ramsey, los protagonistas de esta historia. El sello que ambos le dan a sus roles le da al relato un alto valor humano. Sin conocer la profundidad del desarrollo de Joel y Ellie en el videojuego (debido en parte por los atributos que permiten estas plataformas), en la pantalla se podrían fortificar aún más sus interacciones.

 

Más allá del peligro que suponen los zombis pandémicos (que no se les ha nombrado así por el momento), esta serie no desatiende las indiscutibles hostilidades políticas, empeorando de esta suerte las circunstancias.

                                                                                                 

Pero, al mismo tiempo, las escenas de acción son sorprendentes, casi hiperrealistas a pesar de su naturaleza del todo ficticia. Las emociones están aseguradas. La confirmación de una segunda temporada, cuando sólo se han emitido dos episodios, descubre la importancia de la que podría ser la serie dramática más importante de este año. Imperdible. Disfrútela por HBO los domingos a las 20:00 horas.

 

 

 

Waka/Wazoo


 

Por Oscar Fernández Herrera

 

Citar a Frank Zappa debería ser suficiente para sugerir música realmente insurrecta pero estupenda. Después de un incidente en el Rainbow Theatre de Londres, Inglaterra, (que inspiraría a Deep Purple para componer la soberbia “Smoke on the water”), Zappa compuso música para una “orquestra eléctrica”. El resultado de su esfuerzo se tradujo en dos discazos: “Jaka/Jawaka”, de 1972, y “The Grand Wazoo”, del siguiente año. Se trató de un periodo particularmente fructífero para un músico de la más alta categoría.

 

Cinco décadas después llega a nuestras manos “Waka/Wazoo”, una colección que reúne, en más de cuatro horas, ensayos, maquetas, improvisaciones y tomas en directo de esta era rotulada comúnmente como “jazz rock”. El alcance de Zappa y su guitarra queda al descubierto con este ensamble que contó con los talentos de Aynsley Dunbar, George Duke, Don Preston y un larguísimo número de músicos de estudio.

 

El aspecto que ofrecen muchas de estas pistas es prodigioso porque algunos títulos suenan distinto a las versiones finales que conocemos (se extraña, por ejemplo, el toque country de “It just might be a one shot deal”). Pero, al mismo tiempo, suena desafiante y minucioso, con su creador siempre dispuesto a probar una y otra vez para lograr la toma perfecta.

 

Como en otras ocasiones, resulta difícil rescatar algunas canciones en particular, pero las mezclas alternas de “Big swifty” y “Waka/Jawaka”, y el outtake de “For Calvin” son fenomenales. Como sorpresas adicionales, el tercer disco contiene las grabaciones que Zappa produjo y tocó para George Duke en aquella época, y una presentación en vivo de 1972.

 

La suma de estas sesiones nos da una idea de lo increíble que era Zappa. Un disco para escucharse y atesorarse.

Vigilante


 

Por Oscar Fernández Herrera

 

“Vigilante” (“Watcher”, en inglés) es un thriller psicológico producido y dirigido por Ian Brennan y Ryan Murphy, los creadores de “Monstruo: la historia de Jeffrey Dahmer”, e inspirado en la historia real de la Familia Broaddus. La serie, de manufactura estadounidense, se ha posicionado como una de las más vistas en Netflix, sólo por detrás del escalofriante relato del carnicero de Milwaukee.

 

Protagonizada por Naomi Watts y Bobby Cannavale, “Vigilante” nos muestra a una familia (Brannock, en este caso) acosada por inquietantes cartas que empiezan a llegar cuando ésta se instala en la “casa de sus sueños”. Poco a poco, atestiguaremos cómo el miedo y la angustia se van apoderando de los Brannock. Les garantizo que no podrán abandonar sus asientos una vez que inicien el primero de los siete capítulos que completan este recorrido lleno de misterios y algunos sobresaltos. “Boulevard 657” será el principio de muchísimas preguntas sin aparente respuesta.

 

El ritmo que Brennan y Murphy le imprimen a la serie es satisfactorio, pues éste proporciona los elementos necesarios para comprometernos con los hechos narrados. La posibilidad de que nos pueda ocurrir algo similar añade más atracción por “Vigilante”. No olvidemos nunca que todo está inspirado en un incidente real.

 

Una de las grandes particularidades de esta serie es cómo los espectadores percibimos ese despojo de la intimidad ante un acorralamiento casi recurrente. A pesar de los elogios, es necesario señalar que “Vigilante” también abandona muchos de los elementos que, en primer lugar, nos emocionaron: túneles secretos, sectarismo y resurrecciones. Lo que más se llega a desperdiciar son los dramas emocionales de los Brannock, pues habría sido increíble que los directores profundizaran en la frustración que sufren los protagonistas por no tener el control de las situaciones.

 

De la misma forma, “Vigilante” no aporta nada al género home invasion, ya que desperdicia circunstancias y personajes de manera pusilánime. Los vecinos son una clara muestra de lo anterior; entran y salen de escena sin permitir más desarrollo y/o protagonismo.

 

Sin más pretensiones que el simple entretenimiento, esta es una serie que lo atrapará a pesar de sus carencias argumentales y lo entretendrá por un buen rato.

Nadie nos va a extrañar

  Por Oscar Fernández Herrera     Con frecuencia leo cómo la gente idealiza las décadas de los años sesenta, setenta e incluso ochenta...