Por Oscar Fernández Herrera
No soy un analista público, sólo soy un ciudadano al que le preocupan los problemas nacionales. En ocasiones intento de descifrar la nauseabunda realidad mexicana. Dicho lo anterior, debo señalar que la campaña política de Delfina Gómez, aspirante a la gubernatura del Estado de México, presenta numerosas flaquezas que podrían afectar su desempeño en las próximas elecciones.
En primer lugar, uno de los principales puntos débiles de su campaña parece ser su falta de experiencia en un cargo ejecutivo. Aunque ha ocupado diversos puestos políticos en el pasado, nunca ha sido una funcionaria de alto nivel y esto podría ser un factor importante para los votantes que valoran la experiencia.
Por otra parte, ha recibido críticas por su presunto vínculo con el movimiento político de Andrés Manuel López Obrador, lo que ha llevado a sus oponentes a acusarla de ser un títere del líder “moral” de Morena. Esto podría perjudicar su habilidad para atraer a ciudadanos que no comparten los ideales del obradorismo.
Por otra parte, se han presentado acusaciones sobre la falta de transparencia en su gestión como alcaldesa de Texcoco, lo que podría empobrecer su credibilidad y confianza entre los electores.
Por último, su campaña ha sido criticada por su ostensible falta de originalidad, ya que ha sido comparada con la campaña de AMLO en su lenguaje y estilo de comunicación. Es posible que esto reduzca su eficacia para atraer a aquellos que buscan una propuesta fresca e innovadora.
En cuanto a su gestión como presidenta municipal de Texcoco, se le ha criticado por no rendir cuentas sobre el presupuesto para la construcción de una universidad en Texcoco y por la irrisoria claridad en la construcción de un aeropuerto en la región. También se le ha reprochado por presuntamente beneficiar a su familia con puestos públicos y contrataciones.
En el caso de su desempeño como titular de la Secretaría de Educación Pública (SEP), se le ha acusado de no tomar medidas efectivas para mejorar la calidad de la educación en el país y de haber beneficiado a algunas empresas con contratos y proyectos. Al mismo tiempo, ha sido expuesta por su posición ideológica cercana a López Obrador y por haber utilizado los recursos de la SEP para fines políticos.
Es importante destacar que éstas son sólo acusaciones y que se necesita de una rigurosa investigación oficial para comprobar su veracidad.
¿Alejandra del Moral es una mejor opción? Quizá, pero la dificultad es que, una vez más, estamos frente al dilema de cuál es la “menos peor”.
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