Por Edgar Fernández Herrera
En estos tiempos, la mujer ha exigido respeto y reclamado un rol más participativo en la sociedad y, lo más importante, ha exigido que se le reconozca como tal. Pero esto no es nuevo, las mujeres en diferentes épocas han aparecido, ya sea con su arte o su pensamiento político, y han alzado la voz para que se escuchen estas exigencias, muy necesarias y justas.
El fin de semana pasado, durante una plática, una conocida mencionó a Mon Laferte como un icono del feminismo actual; según ella, la chilena, hoy nacionalizada mexicana, destaca por sus letras y su actitud. Esos fueron los argumentos para justificar el adjetivo de “icono” de una mujer empoderada. Mientras ella seguía con sus explicaciones, por mi mente maquiavélica pasaron cientos de nombres de mujeres que en arte y actitud son muy superiores a Laferte y que, definitivamente, son mejores ejemplos de empoderamiento femenino.
No critico si a esta persona le gusta la música de Mon Laferte, pues siempre he dicho que antes un me gusta o no me gusta, nada puedo decir. Respeto, ante todo. Pero el problema que tengo es darle el adjetivo de “icono” a cualquiera, ahí es otro boleto y, en ese caso, tengo muchos argumentos y ejemplos para debatir eso. Justo en eso pensé y por eso me decidí escribir sobre una mujer adelantada a su tiempo, una mujer que rompió con muchos esquemas y no, no es rocanrolera, pero sí es todo un icono de la música Country: Loretta Lynn.
Esta gran artista nació un 14 de abril de 1932 en Kentucky, bajo el nombre de Loretta Webb. Creció en la extrema pobreza, hija de un minero, desde adolescente se casó y formó una familia antes de alcanzar un éxito comercial sin precedentes como estandarte de la música country moderna.
Cuando tenía 21 años, su esposo le regaló una guitarra y empezó a tocar y casi de inmediato comenzó a grabar. Fue parte de la escena country Nashville en los años sesenta. Fue hasta 1967 cuando consiguió su primer número uno: “Don’t Come Home a Drinkin’ (With Lovin’ on Your Mind)”. Con su voz asertiva y resonante, les advirtió a los hombres que no esperen que las mujeres les esperen en casa sexualmente disponibles para ellos después de haber pasado la noche bebiendo. Estas letras ni siquiera eran abordadas en el rock; además, lo más impactante fue la claridad con que Loretta cantó. No hay metáforas o cosas por el estilo, ella cantó directo: no soy tu esclava sexual.
Lynn fue una de las mujeres de la década de los sesenta que, sin declararse feminista, ofrecía conversaciones francas sobre la vida privada como esposas y madres. Esto se dio gracias a composiciones inteligentes, pero también hay que agregar la ayuda que recibió de Owen Bradley, quien trabajó en los arreglos de las canciones de la oriunda de Kentucky. Esto provocó que su música llegara a un público mucho más amplio. En los discos de Lynn se pudo apreciar el “Sonido Nashville” en todo su esplendor.
Lo impactante de Lynn, es que, en sus letras atrevidas y directas, señalaba la doble moral de los roles del género y la gran mayoría de sus composiciones estaban inspiradas en su tenso matrimonio con Oliver Lynn, si no escuchen canciones como “You Ain’t Woman Enough” de 1966 y “Fist City” de 1968.
Pero no contenta con lo que revolucionó antes, en 1975 coescribió y grabó “The Pill”; en ella Lynn nuevamente abordó el tema con una simpleza, pero avasalladoramente; lo retrató desde la perspectiva de una mujer de clase trabajadora. No hay nada más radical que ver a esta mujer con minifalda al frente de una banda formada con puros hombres para cantar:
“Estoy cansada de todo tu cacareo
Cómo juegas tú y tus gallinas
Mientras sostengo una pareja en mis brazos
Otra está en camino
Esta gallina ha destrozado su nido
Y estoy lista para hacer un trato
Y no puedes permitirte rechazarlo
Porque sabes que tengo la píldora”
Son muy claras las insinuaciones sexuales sobre gallos y gallinas retozando e incorporando el doble sentido y el humor de los primeros blues y el country, al tiempo que ofrecía un debate franco sobre el placer sexual femenino. También abordó el derecho de las mujeres a tomar el control de su cuerpo y su reproducción. Sin embargo, no todo el mundo estaba encantado. Los disc-jockeys prohibieron “The Pill” en la radio. No obstante, la canción se convirtió en su mayor éxito de ventas aquel año y fomentó la reputación de Lynn como portavoz de las mujeres blancas de la clase trabajadora rural.
Loretta Lynn es uno de los grandes ejemplos del empoderamiento femenino, se atrevió a decir y a señalar lo que pocas se habían atrevido; fue el parteaguas para que muchas más mujeres reivindicaran al sexo femenino. Fue la inspiración para millones de mujeres y, con todo respeto, Mon Laferte está muy lejos de esto.
Esta gran mujer nos dejó el 4 de octubre de 2022, ofreciéndonos un gran legado, reconocido por mujeres y hombres, si no pregúntenle a Jack White, quien siempre expresó su admiración a ella. Sirva este pequeño escrito como un homenaje y reconocimiento a este gran icono de la música country.
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