Por Oscar Fernández Herrera
Frank Zappa fue un artista único. Uno en un millón, sin ser
mucho cuento. Como músico, compositor, productor y director de cine incesablemente
destacó. Por supuesto, falló en numerosas ocasiones y algunos de sus discos no
fueron clásicos instantáneos ni bombazos comerciales. Pero él fue siempre fiel a
sus empeños y, por ello, su público le celebró su habilidad como guitarrista y
su perspicacia satírica.
Oriundo de Baltimore, Estados Unidos, Zappa fundó The
Mothers of Invention, una banda que se convirtió en un autentiquísimo recurso
para su creación musical y sátira social. “Freak Out!”, su álbum debut, fue un
pionero en el rock experimental y la fusión de géneros. A éste le siguió “Absolutely
Free”, que también exploró la mezcla de música clásica, jazz y rock. Todo esto
ocurrió en los intrépidos y estrafalarios sesenta.
En 1969, Zappa continuó su prolífica carrera con “Hot Rats”,
un trabajo instrumental que exploró el jazz y la fusión. El disco, que marcó un
cambio cuasi radical en su dirección musical, es ampliamente reconocido como
uno de sus trabajos más influyentes y adelantados a su tiempo.
El álbum se destacó por su enfoque instrumental, que se
apartó en gran medida de las letras sarcásticas y la burla social que identificaron
a muchas de las composiciones anteriores de Zappa con The Mothers of Invention.
En lugar de ello, "Hot Rats" se sumergió en territorios más complejos
y experimentales, que fusionaron el rock con elementos de jazz, blues, música
clásica y reconocimiento sonoro.
La pista inicial, “Peaches en Regalia”, se adoptó rápidamente
como una de las composiciones más icónicas de FZ. Esta pieza instrumental mezcló
la complejidad melódica con la improvisación. La presencia de instrumentos de viento,
teclados y una sección rítmica sólida creó una amalgama única de sonidos.
Sin lugar a dudas, esta fue la rola que me enganchó al
mundo zappiano. Poco después del terrible fallecimiento de este maestro de la
guitarra, mi hermano llegó a casa con el recopilatorio “Strictly Commercial”
que, curiosamente, iniciaba con “Peaches en Regalia”. Qué pinche sensación tan
más chingona me produjo escucharla por primera vez (discúlpenme el inglés). Por
años, busqué la correcta traducción del título en diferentes foros hasta que me
topé con tres posibles respuestas: “Melocotones gratis”, “Tetas con ropa fina”
o “Melocotones vestidos para matar” … ¡Vaya ingenio!
“‘Peaches en Regalia’ comenzó como un conjunto de acordes
que trabajé, garabateé en una hoja de papel, y estos acordes fueron tocados por
un grupo de cuatro integrantes; este es el acompañamiento pista”, dijo Zappa a
NPR en 1989.
“Todo el material melódico fue escrito en el estudio,
prácticamente una línea a la vez, y luego yo tocaba la parte extra o Ian Underwood
(el teclista y ejecutor de instrumentos de viento) sobregrababa la parte extra.
Así que era, llamémoslo, una composición orgánica. No era algo en lo que me
sentaba y escribía todo trabajando con una partitura”.
Musicalmente, “Peaches en Regalia” es una fusión de diferentes
géneros que reúnen jazz, rock y música clásica. La composición enlaza a la
perfección diferentes elementos musicales, creando así una autopista sonora
fascinante. Con ritmos complejos, melodías intrincadas y progresiones de acordes
poco convencionales, la canción es un testimonio de la habilidad técnica y el
enfoque innovador de Zappa con relación a la música. Pero esto es sólo el
principio.
Otra perla del álbum es “Willie the Pimp”, que presentó una
colaboración entre Zappa y Captain Beefheart. La interacción entre las
guitarras y las voces plasmó una atmósfera única que fusionó la extravagancia
de Zappa con la crudeza del blues.
La estructura de “Hot Rats” fue una mezcla de composiciones
cuidadosamente escritas y momentos de improvisación, lo que demostró la
habilidad de Zappa para equilibrar la estructura musical con la libertad
creativa. Cada pista fue una exploración sonora en sí misma, desde la
experimentación jazzística de “Son of Mr. Green Genes” hasta la complejidad
instrumental de “The Gumbo Variations”.
A pesar de lo anterior, para mí, la otra gran composición
de “Hot Rats” es “Little Umbrellas”, una delicada pieza instrumental que
presumió una línea redonda de contrabajo. Desafortunadamente, este track fue
eclipsado por “Peaches en Regalia” y “Willie the Pimp”, si bien siempre la he
considerado como una obra maestra.
Para celebrar los cincuenta años de un álbum tan desafiante
como mágico, llegó a mis manos “The Hot Rats Sessions”, una portentosa
colección de seis discos que documenta cuatro intensísimos días de ensayos,
fusiones, improvisaciones y yuxtaposiciones que sí o sí se deben escuchar y
glorificar para siempre. Las fechas de tan memorables trabajos fueron 18, 28,
29 y 30 de julio de 1969 en los estudios TTG.
Sobresalen las contribuciones de Ian Underwood, quien tocó
trece instrumentos distintos para llevar a “Hot Rats” a terrenos francamente
sagrados. El orden cronológico de las pistas es magnífico porque te obliga (en
el mejor de los sentidos) a rebullir un proceso de creación musical original y
aparentemente caprichoso. En éste también participaron los violinistas Jean Luc
Ponty y Don “Sugarcane” Harris, el guitarrista Shuggie Otis, el bajista Max
Bennett, y los bateristas John Guerin, Ron Selico y Paul Humphrey.
Una colección sublime, que nos embriaga gracias su mezcla
de rock, jazz, electrónica y música clásica. ¡Imperdible!
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