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domingo, 22 de septiembre de 2024

Deadpool 3 - Deadpool & Wolverine


 

Por Oscar Fernández Herrera

 

 

Después de tantos descalabros, el duplo Disney/Marvel Studios necesitaba un golpe de autoridad para robustecer (un poco) su ya menospreciada autoridad en el rubro de las narraciones súper heroicas. Y el milagro ocurrió gracias a Deadpool & Wolverine, dos antihéroes bastante notorios por su gran singularidad.

 

Deadpool siempre resalta por su humor irrespetuoso y su capacidad para romper la cuarta pared, pues integra comedia con momentos de profundidad emocional. Wolverine, por otro lado, atrae por su brutalidad, tenacidad y pasado trágico, que añaden multiplicidad a su personaje. Los dos ofrecen perspectivas frescas y únicas sobre el heroísmo al mezclar elementos únicos de sus temperamentos y habilidades.

 

Cuando se estrenaron los dos primeros filmes del intrépido y malhablado Wade Wilson, o Deadpool, los cinéfilos notaron una obligada frescura en un género cinematográfico relleno de clichés superficiales, predecibles, redundantes, simplistas y aburridos. Con el (aparente) cierre de la trilogía, no podemos hacer otra cosa que mostrarnos satisfechos con los resultados.

 

¿Divertida? ¡Divertidísima! ¿Redentora del MCU? Para nada. “Deadpool 3” es una película súper entretenida, llena de guiños a los cómics y al resto de las cintas de superhéroes con sus intrepideces y bufonadas por igual. Para los fanáticos más acérrimos, es un festín de paleas sangrientas, chistes subidos de tono y burlas a personajes e instituciones por igual.

 

El recurso facilón del multiverso es, otra vez, el protagonista de este filme lleno de villanos insípidos, brutalidad innecesaria y humor disparatado. Pese a sus aciertos, muy en el fondo se trata de una película más del género. Es hilarante, sí; pero también es negligente, redundante y de deficiente en calidad, con una excesiva dependencia de chistes basados en memes y bromas locales.

 

Las películas de superhéroes se tornaron en un fenómeno comercial dominante en la industria cinematográfica debido a su capacidad para atraer audiencias globales y generar ingresos significativos. Las franquicias de superhéroes, lideradas por estudios como Marvel idearon estrategias de marketing y distribución que maximizan el impacto económico. Estas películas suelen contar con presupuestos elevados y campañas publicitarias agresivas para asegurar una alta visibilidad en el mercado. Además, son parte de un ecosistema comercial más amplio que incluye productos, videojuegos y contenido en plataformas de transmisión, lo que garantiza un flujo de ingresos continuo y capitaliza el entusiasmo de los fanáticos.

 

Desde una perspectiva empresarial, estos filmes están diseñados para ser acontecimientos mundiales que atraigan a audiencias disímiles. Las series se construyen en torno a universos cinematográficos interconectados, lo que incentiva a los espectadores a ver varias películas para seguir la trama completa, fomentando así una lealtad continua y repetida. Este enfoque no sólo maximiza el retorno de la inversión a través de la taquilla, sino que también garantiza las mercantilizaciones continuas de productos relacionados y fortalece el control de las grandes empresas sobre el mercado del entretenimiento.

 

“Deadpool 3” es una opción recomendable para pasarla bien, pero no es liberadora ni un producto cultural de primerísimo nivel. Es una cinta que perdurará con algo de gracia y nada más. Disfrútela en cines.

Nonetheless


 

Por Oscar Fernández Herrera

 

 

Formado por el cantante y compositor Neil Tennant y el tecladista y compositor Chris Lowe, Pet Shop Boys es un dúo de synthpop británico que ha conquistado al mundo gracias a temas como “West End Girls”, “Always On My Mind”, “Go West”, “New York City Boy” y “Leaving”, entre muchísimas otras. Sus aportaciones a la música y al arte en general están fuertemente documentadas para no dejar duda alguna con relación a su autoridad en el panorama de la música electrónica contemporánea.

 

Después del discreto lanzamiento de “Hotspot” en 2020, los Pet Shop Boys nos sorprenden con “Nonetheless”, un álbum que purifica y reestablece el gran sonido que la banda nos regaló en los ochenta. Producido por James Ford, “Nonetheless” toma los elementos más simples de “Please” -el debut de Tennant y Lowe en 1986- para rehacerlos (en el mejor de los sentidos) con la orquestación que el dúo usó mucho después. ¿El resultado? ¡Un disco que se disfruta de principio a fin!

 

“Loneliness” es una rola que merece todos los acaparamientos, pues es tan pegajosa que te atrapa desde el principio: “todos necesitan tiempo para pensar / nadie puede vivir sin amor”. Un gran arranque para un indispensable de la banda. “New London Boy” es otro de los puntos más altos de “Nonetheless” debido a su enérgica asociación de nostalgia y autenticidad. Las líneas de rap “sigue el estilo, plástico y vistoso, todos bailan con Roxy y Bowie” son tan acertadas que fácilmente podrían formar parte de “Actually”, su segundo larga duración.

 

El sencillo “Dancing Star” es una celebración al espíritu de Rudolf Nureyev, el bailarín de ballet de origen soviético que se rebeló en 1961. “A New Bohemia” abre la segunda parte de la placa con una estructura pop/rock tradicional pero segura y poderosa. Es fácil de asimilar y seguramente será el tercer sencillo en lanzarse.

 

Con un toque minimalista y adornado con rápidas figuras de guitarra puntuada, “Bullet For Narcissus” es un regreso a los clubes. Quizá los arreglos de cuerda sobraron (¿no se les antoja una versión más cruda?) Con todo, sigue siendo un temazo.

 

Un gran regreso de los PSP, un dúo que realmente nunca se ha ido para nuestra fortuna. ¡Escúchelo sin demoras!

 

Ask That God


 

Por Oscar Fernández Herrera

 

 

Cuando Empire Of The Sun, el queridísimo dúo australiano integrado por Luke Steele y Nick Littlemore, lanzó “Two Vines” en 2016, mi entusiasmo llegó a lo más alto gracias a temazos como “Before”, “High & Low” y “Way To Go”, entre otros más. Fatalmente, después hubo un silencio que se prolongó por ocho larguísimos años. Por ahí leí que la banda había decidido separarse indefinidamente, aunque nunca pude corroborar tal información. ¡Oh, qué desilusión! ¿Se acabó la magia sin ninguna posibilidad de escuchar más música cargada de nostalgia onírica y fabulista?

 

Pese a los malos pronósticos, Empire Of The Sun está de regreso con “Ask That God”, una colección de doce canciones sobradas de emoción y fantasía desmedida. Ciertamente no todo es sobresaliente, pues algunas pistas están cargadas de efectos y voces. Pero hay canciones que, indiscutiblemente, sobresalen gracias al ingenio y las facultades de sus creadores.

 

Como si se tratara de un baño de sol, luminoso y reparador, “Pídele A Dios” mantiene tal armonía que, sin dudas, se adueñará de las pistas de baile para coronarse como uno de los imprescindibles del verano. El disco arranca fuertísimo con “Changes”, “Cherry Blossom”, “Music On The Radio” y “The Feeling You Get”, un cuarteto de himnos de la más hermosísima élite. No hay dudas: ¡Empire está en forma con esos sintetizadores de ensueño y patrones de ritmo estructurados y vibrantes!

 

De acuerdo con Steele y Littlemore, esta obra describe, a través de una odisea bulliciosa y sintética, cómo “aceptar la mortalidad y la libertad eterna” con la ayuda de un synth pop caprichoso. El primer golpe finaliza con “AEIOU”, un tema con toques futuristas rubricado por PNAU y Empire.

 

La segunda parte de “Ask That God” da un giro hacia la reflexión y la melancolía. Esta aparente quietud de un horizonte sereno llega a su esplendor con “Friends I Know”, una despedida con dulces matices acústicos (en el entreacto tenemos “Wild World” y “Rhapsodize” como los puntos más altos).

 

Producción impecable, si bien se añora un poco más de arrojo y compases minimalistas. El resultado final es sorprendente. El hechizo persiste para regalarnos un clásico de nuestros australianos preferidos. Disponible en físico y en diferentes plataformas digitales. 

God Said No


 

Por Oscar Fernández Herrera

 

 

No terminaba de digerir y regocijarme con “Live For Me”, el último EP de Omar Apollo, cuando “God Said No” me golpeó con tremenda autoridad. “Spite” fue el llamado preliminar del segundo álbum de uno de los intérpretes y compositores estadounidenses más destacados por su estilo musical versátil, uno que hábilmente fusiona R&B, pop, soul e indie.

 

Liberador pero doliente, “Dios Dijo Que No” es un peregrinaje por muchísimos sentimientos: amor, desamor, ausencia, desilusión y fragilidad, descrito por su creador como un “reflejo de su vida durante los últimos dos años”. El resultado es un torbellino de sensaciones agridulces y apasionamientos desbordados. Como muestra están “Life’s Unfair”, “Done With You”, “Be Careful With Me”, “Spite” y “Less Of You”, un puñado de tracks impresionantes, abundantes en madurez, sublimes ecos vocales y delicadas transiciones que nos regalan una percepción cinematográfica inigualable.

 

Decorado con oportunos sintetizadores y un piano electrónico, la principal característica de este disco es el apasionante falsete de Omar, uno que a ratos parece un grito de desesperación que rebota, una y otra vez, para causarnos una angustia. Una de la que quizá nos hagamos adictos. “Nuestra presencia hizo que el suelo brillara”, línea de “Plane Trees”, es un ejemplo de ese desasosiego que empapa a las catorce pistas que les reseño.

 

En medio de tanta obscuridad, estas canciones brillan (a su manera) como si se trataran de indiscutibles gemas del pop. No se confunda, estimado lector, Omar cruza esta tristeza con resonantes estribillos con algunos tintes disco.

 

Las baladas son, con toda honestidad, lo menos impresionante de “God Said No”. El español en “Empty” tampoco es destacable, a pesar de las raíces mexicanas de este talentosísimo artista. Lo anterior es curioso porque en el mini concierto que ofreció para la serie Tiny Desk Concert interpreta “En el olvido” con un español casi perfecto, ¡con grito de mariachi incluido! En el estudio el resultado es un tanto agridulce.

 

La impresión general del álbum es agradable, a pesar de la ironía que salpica a casi todas las letras y ese entusiasmo que lo obliga a proclamarse como “la perra más mala”.

 

Escúchelo sí o sí, súfralo y deléitese con él en bucle.

Nadie nos va a extrañar

  Por Oscar Fernández Herrera     Con frecuencia leo cómo la gente idealiza las décadas de los años sesenta, setenta e incluso ochenta...