Por Oscar Fernández Herrera
Cuando escuché ‘Sueña Lindo,
Corazón’, experimenté un sentimiento casi indescriptible, como si se tratara de
una rara combinación de cosas bonitas y tristes. ‘Dos minutos de un pedacito de
cielo’, escribí en mis redes sociales mientras disfrutaba de aquella canción
por enésima vez. Una clara señal de impotencia emocional que no suelo
“presumir” en público.
Y es que el fenómeno que esta
canción ha desatado en las redes sociales durante las últimas semanas es tan
asombroso como enternecedor. Macario Martínez, el talentoso responsable de esta
contagiosa viralización en TikTok, es un humilde barrendero de tan solo
veintitrés años.
Macario descubrió su amor por la
música cuando su madre lo inscribió para que tomara clases de guitarra a la
tierna edad de ocho años. Con el tiempo, decidió que era momento de trabajar
para capitalizar su huapango rock, un estilo que fusiona el folk con la música
tradicional mexicana. Así fue como comenzó su maravillosa historia como artista
en el sentido más amplio de la palabra.
Con la frase ‘la vida me pide mucho
y yo nomás soy un barrendero que quiere que escuches su música’, el clip de
presentación de Macario atrapó la atención de miles de usuarios de TikTok,
quienes lo propagaron rápidamente con el correr de los días.
Pronto llegaron los elogios y las
menciones de la prensa de espectáculos nacional, que destacaron las capacidades
artísticas y el modesto origen del músico capitalino. Su autenticidad y
sensibilidad han conquistado a aquellos que han tenido la fortuna de escucharlo
en plataformas como Spotify, donde ya ha superado las cuarenta mil
reproducciones.
Pese a que “Sueña Lindo, Corazón”
no es su primer éxito (“Adiós”, “Si No Te Puedo Ver” y “Lagunas Brillantes” son
bastante comerciales y recomendables), sí es la canción que ha catapultado a
Macario Martínez al estrellato bien merecido, pues lo merece con creces.
Con todo, este increíble cuento de
hadas podría no serlo debido a una cuidadosa estrategia de marketing que
algunas plumas críticas ya han insinuado. No importa, pues las capacidades de
Macario están más que demostradas.
Dese la oportunidad de escucharlo y
le aseguro, queridísimo lector, que se sorprenderá gratamente.
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