Por Oscar Fernández Herrera
Milton Nascimento es, sin lugar a dudas, uno de los
talentos más grandes de Latinoamérica. Sus primeros álbumes contribuyeron al
imparable desarrollo de la música brasileña en los años setenta, gracias a su
sonido que fusionó jazz, música clásica, samba, bossa nova y rock progresivo en
composiciones realmente innovadoras. Su comprensión de las resonancias del
Brasil más puro y auténtico se plasmó en clásicos como “Clube da Esquina”, un
disco doble que grabó en 1972 con Lô Borges.
1972 fue un año crucial para aquellos que resistieron los
embates de la brutal dictadura militar. Novos Baianos, Caetano Veloso, Elis
Regina, Tom Zé, Gilberto Gil, Jards Macalé y Tim Maia lanzaron obras maestras a
pesar de las circunstancias de una nación golpeada por el ejército en el poder
absoluto. En este contexto apareció “Clube da Esquina”, una monumental
colección en la que ambos músicos mezclaron armonías complejas, música folclórica
y un rico lirismo que pulsó temas de identidad, naturaleza y vida cotidiana.
La habilidad de Nascimento para desafiar las apariencias y
combinar lo regional con lo cosmopolita quedó demostrada en este disco, que con
los años ha subsistido como un puente indestructible entre Brasil y el resto
del mundo. A este asombroso combo se sumaron Eumir Deodato, Wagner Tiso y Paulo
Moura.
La magia de “Clube da Esquina” comienza con la portada, una
emblemática imagen de Carlos da Silva Assunção Filho, quien fotografió a dos
niños que posaron para él cuando se los pidió. “Es una imagen fuerte. El rostro
de Brasil. Y fue en la época en que varios artistas estaban en el exilio”,
recordaría Da Silva en declaraciones posteriores.
Las aparentes contradicciones de Milton Nascimento, que
oscilan entre lo terrenal y lo espiritual, fueron la chispa de uno de sus
trabajos más ambiciosos y, por supuesto, bellos en términos de inspiración,
juicio, armonía y corazón. Lo anterior no hubiera sido posible sin su
poderosísimo canto, una voz tan resonante y profunda, capaz de llegar a lo alto
con su sutil falsete.
El disco, integrado por veintiún temas, fue un esfuerzo
colectivo en el que participaron Borges (quien lideró seis de las
interpretaciones), el bajista Beto Guedes, y los guitarristas Toninho Horta y
Nelson Angelo. Es una pujanza sonora tan influyente y apasionada que no ha
perdido un solo ápice de autenticidad en más de cincuenta años.
Cuando lo escuché por primera vez, sentí una emoción tan
bonita que no pude contenerme por un buen rato, pues le permití a mi cuerpo el
goce irrestricto y por poco incorrecto. Fue una de esas experiencias que
únicamente suceden con álbumes que parecen haber sido consentidos por un ser
omnipotente.
Como otros trabajos hermanos de la onda tropicalista y la
MPB (música popular brasileña), “Clube da Esquina” sorteó la censura y la
injusta presión de la autoridad militar. Pese a ello, escuchamos a Milton
cantarle a Emiliano Zapata en “Tudo O Que Você Podia Ser”: Con sol y lluvia soñaste, querías ser mejor después. Querías ser el
gran héroe de los caminos. Todo lo que querías ser. Conozco un secreto, tienes
miedo. Ahora solo piensa en volver. Ya no hables de las botas y el anillo de
Zapata...
Más adelante, Milton Nascimento y sus compañeros reforzaron
el espíritu de hermandad y compañerismo entrañable. Le cantaron al amor, al
mar, a la melancolía, al sol y al cacao con miel, a la iniquidad social, al
pueblo… y a muchísimas cosas más. Un caleidoscopio de estilos, colores y
linajes que se sitúa como un imprescindible del folklore latinoamericano, con
un estatus icónico sublime.
“Clube”… fue un manifiesto poético que desafió géneros,
críticas e intereses comerciales con justa potestad. No es un álbum de jazz ni
pop, no lo es tampoco de amor ni de odio, mucho menos urbano o rural. Es todo
eso y más.
Imposible destacar alguna canción por encima de otra, pues
todas son forzosas para que la percepción sea única, pero mis favoritas son
“Cravo e Canela” (que escuché primero con la voz de Caetano Veloso, en su disco
“Araçá Azul”), “Nuvem Cigana”, “Cais”, “Um Girassol Da Cor Do Seu Cabelo”, “O
Trem Azul” y “Tudo O Que Você Podia Ser”.
Un trabajo que merece disfrutarse y coleccionarse con mucho
cariño.
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