Por Oscar Fernández Herrera
Escribir sobre Björk es siempre un placer y, al mismo
tiempo, un reto, porque difícilmente podría ser imparcial. Su música me ha
acompañado por más de tres décadas, así que imaginen la cantidad de
sentimientos que me ha provocado en todo este tiempo. Dueña de una voz etérea,
versátil y llena de matices, capaz de transitar entre la dulzura y la
intensidad con un timbre único e inconfundible, la islandesa es una artista
intrépida y vanguardista que explora constantemente los límites de la música,
la moda y la expresión artística con una autenticidad inquebrantable.
Pero no todo es indulgencia ni cumplidos gratuitos, porque
en numerosas ocasiones me he sentido atrapado y confundido frente a sus últimos
álbumes de estudio. Su música más reciente me ha llevado a replantearme la
manera en que la disfruto en mi intimidad. “Vulnicura”, de 2015, fue el último
trabajo de Björk que realmente disfruté con grandísima euforia.
Después del (afortunado) lanzamiento de “Fossora” en 2022,
la talentosísima señora Guðmundsdóttir nos regaló Cornucopia, una electrizante
presentación en vivo llena de ritmos, cuerdas, voz, naturaleza y, por supuesto,
corazón. Mucho corazón.
El aspecto visual es, de nuevo, un elemento protagonista en
esta presentación porque se sincroniza perfectamente con la música. “Cuando me
preguntan por las diferencias entre la música de mis discos, lo más rápido que
puedo hacer es recurrir a atajos visuales”, indicó la islandesa en su podcast
Sonic Symbolism. “Es por eso que las portadas de mis álbumes son casi como
cartas de tarot caseras. La imagen del frente puede parecer solo un momento
visual, pero para mí, simplemente describe el sonido”.
Con una monumental discografía, la selección de los temas
resultó insuficiente para un solo volumen; aunque éste contó con numerosas
sorpresas: “Pagan Poetry”, “Isobel”, “Mouth’s Cradle”, “Hidden Place” y “Notget”,
entre muchas otras. Los temas de “Utopia” y “Fossora” (sus últimos
lanzamientos) son puntuales y suenan mucho mejor en directo que en sus
versiones de estudio.
Los primeros y más tradicionales fanáticos seguramente se
desconcertarán porque Björk no incluyó canciones más accesibles (con la
excepción de “Isobel”, de su segundo trabajo en solitario). Por ello, es
necesario recordarles que nuestra querida artista siempre mira hacia adelante.
Conciertazo. No se lo pierdan.
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