Por Oscar Fernández Herrera
La gran Mina Mazzini es una de las artistas más
sobresalientes en la música popular no solo por su potente y versátil voz, sino
por su capacidad de reinventarse constantemente a lo largo de siete décadas. Es
un ícono absoluto de la canción italiana. Ella rompió todos los moldes posibles
desde los años sesenta con su estilo audaz y su presencia escénica para
consolidarse como una inmortal deidad. Lo más asombroso es que, desde 1978,
decidió retirarse de la vida pública y continuar su carrera en completa
reclusión, sin apariciones ni conciertos, pero manteniendo una producción
musical constante y de altísima calidad. Este fenómeno único —una estrella
ausente de la función pública que sigue siendo venerada— ha contribuido a su
aura mítica para reforzar su legado tanto en la cultura italiana como en la
música internacional.
Cuando se lanzó “I Discorsi” en 1969, Mina ya gozaba de un
estatus de superestrella. Este, su decimoquinto álbum de estudio, reproduce
casi en su totalidad el contenido de “Le Più Belle Canzoni Italiane
Interpretate da Mina”, una colección inédita que se les obsequió un año antes a
los suscriptores de las publicaciones “Amica”, “La Domenica del Corriere” y “Tribuna
Illustrata”. Dos canciones (el tema homónimo y “La Canzone di Marinella”)
reemplazaron a “E Se Domani” y “La Musica è Finita”, que se editaron en el
disco “Dedicato A Mio Padre” dos años antes.
Otro detalle curioso de este trabajo es su número de
catálogo, inferior al de “Canzonissima ’68”, lo que demostró que “I Discorsi”
ya estaba grabado con anterioridad, si bien esto no impidió su buen desempeño
comercial. Los arreglos, orquesta y dirección fueron de Augusto Martelli, quien
también le produjo a Mina otras célebres producciones de aquella época.
Como en sus álbumes anteriores, en esta entrega descubrimos
a una intérprete con una voz y un sentimiento únicos, idóneos para quedar
fascinados y enganchados por un largo rato. El tema que nombra al disco es
pasional y candoroso, pero hay más baladas que, con el tiempo, formaron parte
del repertorio clásico de la italiana: “Silenzioso Slow”, “Il Cielo in una
Stanza”, “’O Sole Mio”, “La Canzone di Marinella” y “Se Stasera Sono Qui”.
Cabe destacar que la inclusión de piezas en napolitano revela
la facilidad de Mina para moverse entre registros regionales sin perder un
ápice de elegancia o expresividad. La riqueza melódica del napolitano, unida a
su interpretación cálida y envolvente, otorgan una profundidad especial a estas
canciones para llevarlas más allá de la nostalgia folklórica hacia un terreno
emocional más amplio.
“I Discorsi” no es solo una colección de versiones del
cancionero italiano, sino un testimonio de cómo Mina podía apropiarse de lo
ajeno y hacerlo suyo, sin esfuerzo aparente. Este álbum sigue brillando más de
medio siglo después por su cohesión sonora, su cuidado artístico y, sobre todo,
por la voz inigualable de una artista que ha sabido resistir el paso del tiempo
con la misma dignidad con la que eligió desaparecer del ojo público.
Para los nuevos oyentes, es una puerta de entrada ideal al
universo de Mina Mazzini; para los ya iniciados, una joya que reafirma por qué
sigue siendo única. Uno de mis favoritos.

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