Por Edgar Fernández Herrera
Una de las grandes artistas del blues, con
una voz que rugía, gemía y susurraba, fue el enlace entre las grandes cantantes
de blues de las décadas de los 20 y 30 con las voces de los 60. Hablemos de una
mujer extraordinaria: nos referimos a la gran Big Mama Thornton.
Nacida en Montgomery, Alabama, un 11 de
diciembre de 1926 bajo el nombre de Willie Mae Thornton, su padre fue
predicador y su madre cantaba en la iglesia. Es con ellos que tuvo su primer
contacto con la música por formar parte de la vida religiosa, pero el gospel
nunca la apasionó, sino el blues.
A los catorce años abandonó el hogar familiar
al unirse a la banda de Sammy Green, pero en 1948 se estableció en Houston. En
este periodo es donde aprende a cantar y a tocar la armónica de manera
autodidacta; en 1950, con los Harlem Stars, hizo su primera grabación y Mama
Thornton fue la voz principal.
1951 es el año crucial para la oriunda de
Alabama: firma un contrato con el legendario sello discográfico Peacock
Records. En Houston se relaciona con grandes bluseros que la influirían
enormemente, como Junior Parker, Lightnin’ Hopkins y Clarence “Gatemouth”
Brown.
En 1952, dos jóvenes judíos desconocidos le
entregan una canción para grabar: “Hound Dog”, un bluesazo de doce compases.
Aquellos chicos eran Jerry Leiber y Mike Stoller; ambos tenían 19 años y
escribieron la melodía especialmente para ella. “Hound Dog” cuenta la historia
de una mujer que corre a un vividor de su casa y de su vida. No solo es una de
las grandes canciones de Big Mama, es una de las inmortales del blues. Años
después, un chico blanco haría su propia versión, de una manera —diría yo—
machista y hasta racista. Elvis Presley la llevaría al número uno de las
listas, un éxito que se le negó a Big Mama Thornton, pese a que su versión es
infinitamente más poderosa que la blandengue interpretación del oriundo de
Tupelo, Misisipi.
Desgraciadamente, jamás disfrutó las mieles
del éxito, aunque a finales de los 60 y principios de los 70 tuvo grabaciones
que le dieron cierta notoriedad. También ayudó que otra texana hiciera un cover
de una de sus canciones: “Ball and Chain”, que Janis Joplin interpretó de
manera sensacional e histórica.
En los 70 luchaba con sus adicciones y, en
1983, sobrevivió a un accidente automovilístico. Desgraciadamente, Thornton
murió de un ataque al corazón el 25 de julio de 1984, a los 57 años de edad.
Sus restos se encuentran en el Cementerio Inglewood Park, en Los Ángeles,
California.

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