Por Oscar Fernández Herrera
En el lejano 2000, Napster —el servicio pionero de
intercambio de archivos de música lanzado en 1999 por Shawn Fanning y Sean
Parker— era el rey de la piratería, y fue a través de él que descargué “Rock
DJ”, de Robbie Williams, el cantante y compositor inglés que sonaba por todos
lados.
El álbum “Sing When You're Winning” fue considerado como
uno de los puntos culminantes de la carrera de Robbie Williams en solitario: un
ambicioso y multifacético álbum de pop rock que mostró diversas facetas de su
personalidad artística.
En general, el disco recibió críticas predominantemente
positivas. Temas como “Let Love Be Your Energy”, “Supreme”, “Better Man” y su
colaboración con Kylie Minogue en “Kids” demostraron su talento para combinar
ritmos pegadizos, melodías accesibles y cierta versatilidad estilística: desde
baladas melancólicas hasta temas bailables, un testimonio de su versatilidad
como artista.
Sin embargo, algunos críticos advirtieron sobre la inconsistencia
de “Sing…”. Según reseñas en publicaciones como NME y Spin, las letras resultaron
planas o emocionalmente superficiales, y algunas canciones se escucharon menos
inspiradas que sus grandes éxitos. Con todo, la carismática voz de Robbie, su
presencia escénica y su estilo relajado lograron que incluso los pasajes más
flojos fueran soportables y consolidaran al álbum como un exitoso ejemplo de
pop mainstream con una identidad
propia y distintiva.
El éxito del sencillo “Rock DJ” fue crucial para el éxito
de “Sing When You're Winning”. La canción alcanzó el número uno en el Reino
Unido y muchos otros países para posicionarse como uno de sus sencillos más
exitosos.
El videoclip, dirigido por Vaughan Arnell, causó una enorme
controversia, ya que mostraba a Robbie desprendiéndose de su carne hasta que
solo quedó su esqueleto: un espectáculo visual crudo e impactante.
Esta provocativa imagen contribuyó a que “Rock DJ” fuera
famoso más allá de la música: fue censurada en varios países, atrajo una gran
atención mediática y consolidó la reputación internacional de Robbie como un
artista provocador e irreverente dispuesto a experimentar con su propio cuerpo
como parte de su espectáculo.
Un disco recomendable, aunque no es una obra maestra.
Después de un cuarto de siglo aún es escucha muy fresco y dinámico.

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