Por Edgar Fernández Herrera
Es 18 de noviembre, pero de 1993. Kurt
Cobain, Krist Novoselic y Dave Grohl, acompañados por el guitarrista Pat Smear
y la chelista Lori Goldston, subían al escenario de los estudios Sony Music en
Nueva York para hacer una presentación acústica para la cadena MTV, para su
popular serie Unplugged.
A diferencia de otras agrupaciones o
artistas, Nirvana interpretó su set en una sola toma. No hicieron ensayos ni
grabaron varias sesiones para las canciones; ellos llegaron en vivo, en crudo
diría yo, dando como resultado una presentación muy honesta y demostrando que
la música de la agrupación no solo eran gritos y distorsiones: tenían melodía y
excelentes letras, músicos en toda la extensión de la palabra.
No sé si fue decisión de la agrupación o solo
de Cobain, pero no se interpretó ninguna canción verdaderamente popular. De
hecho, creo que la única que entraría en ese rubro sería “Come As You Are” (por
cierto, escuchen la versión del maestro Caetano Veloso, es una joya). Todo el
resto del material, aparte de canciones propias, fueron versiones de temas de
sus admirados y amigos los Meat Puppets (tres canciones), del viejo Lead Belly
(una versión desgarradora de “Where Did You Sleep Last Night”, que puso fin al
concierto) y de los escoceses Vaselines, además de la versión del tema de David
Bowie de 1970 “The Man Who Sold the World”, que encontró una nueva audiencia
tras la interpretación de Nirvana. Esta nueva audiencia creía que la canción
era de Cobain y compañía, lo que obligó a David Bowie a reinterpretar su propia
composición en una versión más lenta y con tintes de trip hop, que la verdad no
es muy afortunada.
El episodio se emitió en Estados Unidos el 16
de diciembre de 1993. Unos meses después, un fatídico 5 de abril de 1994,
Cobain fue encontrado muerto en su hogar. Posteriormente, el 1 de noviembre de
ese mismo año, Geffen Records publicó el álbum Nirvana: MTV Unplugged in New
York, alcanzando el número uno.
Recuerdo que, cuando escuché el disco, me
impactó y me gustó mucho, todo en su totalidad. Pero en ese 1994 no dejaba de
escuchar su versión acústica de “All Apologies”; me gusta más, incluso, que la
versión original contenida en In Utero.
Más allá de los números que haya alcanzado el
disco, éste nos mostró y dejó el legado de la desnudez de la música de Nirvana,
demostrando la gran calidad de su trabajo. Desgraciadamente nunca vamos a saber
qué niveles hubieran alcanzado si Cobain no hubiera materializado su suicidio.
Sin embargo, con su escasa discografía demostraron que eran —y que son hoy en
día— una de las grandes bandas de todos los tiempos.

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