Era 1968 y el tecladista,
vocalista, compositor, arreglista y productor Al Kooper invitó a uno de los
mejores guitarristas blancos de blues: el ya desaparecido Michael Bloomfield
(miembro en ese momento de Electric Flag), para realizar un disco. Bloomfield
acudió, pero debido a problemas de cansancio, sólo pudo grabar cinco temas
antes de caer abatido por el agotamiento físico. Ante esto, Kooper acudió a Stephen
Stills para que entrara al relevo. Así surgió esa obra maestra del blues blanco
–grabada en tan sólo dos memorables noches, las del 28 y 29 de mayo de aquel año–
que es Super Session (Columbia Records). Por cierto, bajo esas circunstancias
los tres músicos no llegaron a estar juntos en el estudio de grabación.
Apoyados por un sólido equipo de
músicos de primer orden (Barry Goldberg en el piano, Harvey Brooks en el bajo,
y Eddie Hoh en la batería, aparte de un anónimo, aunque extraordinario ensamble
de metales). Los tres estelares terminaron produciendo un álbum extraordinario
que lejos de tratar de parecer a los supergrupos como Cream, en realidad lo que
se plasma en tremenda placa es rescatar esas míticas jam sessions de músicos de
blues y de jazz que se solían realizar a altas horas de la noche.
Super Session
es un álbum que rebosa calidad por doquier. Es la clase de disco donde
predomina la música por encima de todo.
A la postre Super
Session se volvió un disco histórico, clásico, de status legendario
y que, a una distancia de más de cincuenta años, no ha envejecido, basta con
escuchar la guitarra de Stills, por ejemplo, en “Season of the witch” (Si, la
de Donovan) para darnos cuenta que estamos ante una gran obra maestra tanto del
rock como del blues.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario