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sábado, 17 de julio de 2021

El espíritu en nosotros

Por Oscar Fernández Herrera

 

¿No les ha ocurrido que una canción o película los ha marcado tanto que, de alguna u otra manera, siempre está ahí, acompañándolos y mezclándose con sus recuerdos? Es lo que me pasa con “Final Fantasy: the spirits within”. Tanto me emocionó en su momento que fue el primer filme que adquirí en formato DVD, pues deseaba atesorarla para siempre.

 

Se trata de la primera película con un elenco completo de personajes humanos generados por computadora. En un principio, se contempló que la doctora Aki Ross –interpretada por la actriz Ming Na- se posicionara como la primera súper estrella animada (algo como lo que ocurre actualmente con los personajes vocaloid); sin embargo, la cinta no prosperó en la taquilla y arrojó pérdidas millonarias. Un fracaso total.

 

Después de una súbita invasión alienígena, la humanidad quedó mortalmente diezmada, por lo que debió resguardase en ciudades barrera. La destrucción de todas las formas de vida obligó a las mentes más brillantes a idear modos para subsistir y derrotar a los espectros.

 

Pese a la matemática falta de oportunidades, la doctora Ross cree tener la respuesta a los conflictos que se le han presentado a los supervivientes. Un sueño recurrente la conduciría a alcanzar la tan ansiada liberación. Conjuntamente, el doctor Sid ha desarrollado un escudo que nulificaría el daño mortal que produce el contacto con un espectro. El dilema es que éste aún no está terminado.

 

Bajo la protección del escuadrón “Ojos Profundos”, Aki saldrá de la ciudad para atrapar los espíritus necesarios, completar el escudo y detener los planes del General Hein, quien pretende usar el mortal Cañón Zeus para destruir el meteorito Leónidas, la “fuente” de donde proceden los espectros.

 

A pesar del enorme presupuesto destinado para su producción y la gran campaña publicitaria que se le diseñó, los seguidores de la franquicia creada por Hironobu Sakaguchi odiaron la película y el público casual simplemente pasó de largo. Poco después de su estreno, el estudio Square Pictures se declaró en bancarrota.

 

¿Es tan mala “Final Fantasy: the spirits within” como sugieren los números recaudados y las reseñas que se publicaron en su momento? Es probable; sin embargo, este largometraje no ha sido apreciado merecidamente, pues les aseguro que es un trabajo revolucionario en términos visuales.

 

Con 20 años a cuestas, resulta natural que algunos de los efectos digitales resulten acartonados (especialmente las manos y la mirada de los humanos). Con todo, los escenarios lucen espectaculares e hiperrealistas. El diseño de los espectros es minucioso y esmerado; los escenarios, considerablemente precisos y elaborados.

 

El GRAN problema de “Final Fantasy” es su predecible argumento que, al mismo tiempo, presenta algunas incongruencias. Bastan unos minutos para descubrir cómo finalizará la historia. El desarrollo de la personalidad de los personajes se desploma en clichés y molestos diálogos ideológicos.

 

Si usted, estimado lector, se libera de prejuicios y deja entre renglones la presumida relación con los videojuegos, encontrará una película entretenida, capaz de regalarle un buen rato.

 

Fui al cine a verla por accidente y quedé maravillado. No tengo razones ni explicaciones contundentes, pero “Final Fantasy” está estrechamente presente en mi vida. La música de Elliot Goldenthal tiene un sentimiento único. Véala en su idioma original, como debe ser.


 

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