Por Oscar Fernández Herrera
La práctica de un deporte produce una sensación de felicidad absoluta: el peso corporal disminuye, los problemas relacionados con la presión arterial y los aumentos de glucosa desaparecen, y reduce la ansiedad y la depresión, entre muchos otros beneficios. A pesar de lo anterior, la flojera y la comodidad moderna parecen conquistar más seguidores que el ejercicio.
Debo aceptar que durante muchos años rehuí de cualquier tipo de entrenamiento físico. No contaba con las suficientes habilidades para destacar, me explicaba con el propósito de justificarme. Las disculpas para no participar en competencias funcionaron bastante bien hasta que llegué, como profesor del área de español, a una secundaria.
Fue entonces que mis alumnos me presionaron para que jugara con ellos al balompié durante los recesos. Sospeché, por un momento, que las cosas estropearían mi buena fortuna. Qué mal estaba; por el contrario, me deleité con la experiencia.
En numerosas ocasiones, la única aproximación al deporte fue gracias a la televisión: amigos, carne asada y bebidas alcohólicas para disfrutar de un partido de futbol, americano o básquetbol. Otra, menos conocida, se la debo a mangas (término utilizado para nombrar a las historietas japonesas) como “Captain Tsubasa” o “Haikyuu!” Con relación a esto último, quiero contarles de “Slam Dunk”, de Takehiko Inoue.
La historia se centra en Hanamichi Sakuragi, un preparatoriano con mala pinta. Contrariamente a su pinta de rebelde y malandrín, Sakuragi es un tipo noble, con ganas de sobresalir en el difícil mundo de la escuela. Por si fuera poco, nuestro taimado protagonista carga con montones de rechazos amorosos y una personalidad casi insufrible.
No obstante, el representante del club de judo cree que Sakuragi es ideal para la práctica de este arte marcial, por lo que acude a él en más de una ocasión para reclutarlo. Todo cambiará para nuestro héroe cuando decida integrarse al equipo de baloncesto del colegio, pues es a partir de entonces que lo acompañaremos en un proceso de crecimiento profesional y personal.
Escrita e ilustrada por Takehiko Inoue, “Slam Dunk” apareció en el Weekly Shōnen Jump de 1990 a 1996. Su éxito le ha permitido numerosas reimpresiones y una adaptación televisiva por parte de Toei Animation. En México, la obra puede conseguirse gracias a Editorial Vid y Panini Comics.
Lo que más resalta aquí es la historia y el fino trazo de Inoue. La naturalidad con la que se desarrolla la trama es admirable, pues en ella se superponen exitosamente distintos momentos sin alterar o debilitar al básquetbol, el auténtico protagonista. La claridad y el realismo de los diseños presentados son, en muchas ocasiones, sorprendentes. En ellos podemos disfrutar de un dinamismo sin par.
Por otra parte, el autor nos conduce hábilmente para no naufragar entre tantos tecnicismos y movimientos propios de este deporte. El manga, por sí mismo, es un diccionario de términos sin la cuadratura o llaneza de éste.
Líbrese de convencionalismos y acompañe a Sakuragi y compañía en sus esfuerzos para llevar a Shōhoku al campeonato nacional de baloncesto.
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