Get Back

Impresionante el 1er capítulo del documental de The Beatles.

El momento  en el que McCartney empieza a componer 'Get Back', tocando el bajo como si nada, me ha resultado especialmente emocionante. 

Sheinbaum: aspiraciones y negligencias

                                                                                                                    Por Óscar Fernández Herrera

¿Estará Claudia Sheinbaum, Jefa de Gobierno de la CDMX, suspirando sobre sus propias ruinas frente a las próximas elecciones presidenciales? Durante las últimas semanas, la incondicional de AMLO se ha estado mostrando con los mismos gestos, el mismo montaje y la misma “simpatía” de su maestro político. Hasta la misma camisa. Eso es ahora la "candidata" Claudia Sheinbaum.

No cabe duda, ella ya se encuentra en campaña presidencial sin poder gobernar la CDMX. Una campaña ilegal, adelantada. Promovida por López Obrador que la quiere imponer, al estilo del viejo PRI.

Su reciente aparición en el suplemento semanal de El País confirmó lo que se murmuraba desde hace semanas: lucimiento y adulación barata. Inició el largo periplo de la autopromoción electoral.

Sin embargo, es importante recordarle a la jefa de gobierno que se le derrumbó el Colegio Enrique Rebsamen, se le colapsó la Línea 12 del Metro y que ahora se le está cayendo a pedazos el segundo piso del periférico. Así la carismática y encantadora Claudia Sheinbaum, completamente despreocupada por lo que ocurre en la capital del país.

Una critica valida y contundente contra su video comiendo tacos en un puesto ambulante hubiera sido señalarle su hipocresía porque por un lado usa un puesto callejero para impulsar su imagen, y por el otro maltrata y despoja de sus carritos a los ambulantes.

Será interesante escuchar a la aún jefa de gobierno ofrecer “sólidos” argumentos que justifiquen la violencia y los atropellos que se registran diariamente en la gran metrópoli. Qué difícil será culpar al pasado cuando llevan 25 años gobernando la CDMX.

The Sinner

 

Por Oscar Fernández Herrera

 

El impacto que las series de televisión está provocando en el público es inmenso. Durante los últimos años, títulos como “Juego de Tronos”, “Black Mirror”, “House of Cards”, “Chernobyl”, “The Good Wife” y “Veep” nos han demostrado la importancia de un medio que alguna fue catalogado como el “patito feo” de las historias de consumo generalizado.

 

En este sentido, el espectador es quien ha resultado ganador porque, en este momento, puede recrearse con historias llenas de ingenio y embrujo, impidiéndole apartar la vista de la pantalla. Contextualizado el asunto, toca el turno para hablar de “The Sinner”, dirigida por Antonio Campos y protagonizada por Jessica Biel y Bill Pullman, entre otros. Eludiendo los clichés de las series policiacas, ésta es una propuesta que en su primera temporada no dejará de asombrar y desafiar al público con giros argumentales excelentemente trabajados.

 

“The Sinner” (disponible en Netflix) es, además, un drama psicológico que engaña al espectador con una historia claramente fácil y descifrable; no obstante, casi sin dar tregua, poco a poco irá presentando matices que sólo empeorarán los casos que desfilan frente a la pantalla. Las dificultades golpearán con tal intensidad que cualquier solución parece improbable.

 

La fortaleza de este thriller es que centra en el por qué, no en el quién, aunque la norma perderá vigencia con el transcurrir de los episodios. Sí, lamentablemente, “The Sinner” va de más a menos, dejándonos una sensación truncada. Disminuida, pues. Pese a lo anterior, las actuaciones de Bill Pullman (como el policía Harry Ambrose), Jessica Biel y Matt Bomer, los escenarios y la reconstrucción de tópicos son puntos altísimos. Recomendable.

Luca

Por Oscar Fernández Herrera

 

Después de “Coco”, Pixar Studios comenzó a usar las maravillas culturales de algunas naciones para contarnos historias más asombrosas y coloridas. Independientemente de las supuestas apropiaciones culturales, que bien merecen una polémica a distancia, los filmes animados de esta casa productora siguen dando mucho de qué hablar. Por ello, cuando se supo que “Luca” estaría ambientada en una pequeña localidad italiana, la atención de la crítica especializada y los entusiasmos del público fueron mayúsculos. Los primeros adelantos prometían un cuento repleto de sorpresas y sensaciones altamente positivas; no obstante, el resultado final es agridulce.

 

Luca Paguro es un pequeño monstruo que habita en las profundidades del mar frente a un pueblito llamado Portorosso, ubicado en la costa italiana. Enfrascado en labores de “pastoreo”, Luca se pregunta contantemente qué sucede en la superficie cuando, de repente, Alberto Scorfano le brinda la oportunidad para conocer el mundo de los humanos, quienes temen y persiguen a las monstruosidades marinas. De esta suerte, ambos amigos tropezarán con una realidad no siempre de ensueño, pues experimentarán soledad y odio por igual, si bien se tienen el uno al otro para salir adelante.

 

Determinados a recorrer el mundo en una vespa (que no poseen), ambas criaturas conocerán a Giulia Marcovaldo, una pequeña que también busca su lugar entre la gente que la rodea. Así, los tres emprenden una búsqueda que les permitirá entender qué son la amistad y la solidaridad, permitiéndoles reconciliar ambos mundos (el terrestre y el marino) en uno solo.

 

Dirigida por Enrico Casarosa, “Luca” es una historia entretenida y sencilla, con un argumento escaso en originalidad, pero honesta. El preciosismo de su animación y la música de Dan Romer son un tremendo acierto. La inclusión de melodías interpretadas por Maria Callas, Edoardo Bennato, Gianni Morandi, Rita Pavone y Mina Mazzini son la cereza del pastel. El final, musicalizado por “Città Vuota” (reinterpretación que Mina hizo de “It's a Lonely Town”, de Gene McDaniels) aparenta un momento agridulce, pues la canción relata la historia de una persona que espera el regreso de un ser querido a la ciudad, que se siente vacía sin él.

 

El Capitán Fantástico y el Vaquero de Tierra Marrón

 

Por Edgar Fernández Herrera

 

Hace unos días veía junto con mi hermano la bioepic “Rocketman” (2019), una película bastante disfrutable. Nunca he sido un gran fan de Elton John, sin embargo, tiene un par de temas soberbios que son de mi agrado. La primera vez que escuché a Elton John consciente de que se trataba de él, fue en un programa especial sobre John Lennon en la legendaria Radio Universal en su Club de los Beatles. Enrique Rojas puso una versión en vivo de “Lucy In The Sky With Diamonds” con Elton John y John Lennon interpretada en el Madison Square Garden, posterior a esto escucharía grandes clásicos como “Benny and the jets”, “Tiny dancer”, “Don´t go breaking my heart”, “Your song” y -sobre todo- la increíble “Goodbye yellow brick road”. Siempre vi a este músico inglés como un hacedor de grandes éxitos pop, pero jamás lo creí capaz de producir obras de artes completas hasta que me topé con el soberbio “Captain Fantastic and The Brown Dirt Cowboy”.

 

Este disco de 1975, es considerado como el último de la época clásica de Sir Elton John y grabado con la formación representativa de los años gloriosos y que conformaban el guitarrista Davey Johnstone, el bajista Dee Murray y el gran baterista Nigel Olsson, aunque se volverían a reunir en 1983 para el gran comeback “Too Low For Zero”.

 

 Este plato representa un trabajo autobiográfico de lo que habían vivido juntos Elton John y Bernie Taupin y para esto utilizan alter egos: Elton como el “capitán fantástico” y Taupin como el “vaquero de tierra marrón”. Difícil me resulta resaltar alguna canción, ya que todas ellas son de una enorme calidad, pero si habría que mencionar alguna me decantaría por “Someone saved my life tonight”, que narra de una manera semi-autobiográfica la desastrosa relación entre Elton y Linda Woodrow.

 

La versión en CD publicada en 2005, agrega como “bonus tracks” las versiones fantásticas de “Lucy In The Sky With Diamond” y “One Day At A Time” (ambas publicadas en single en enero de 1975, una colaboración con John Lennon), y el exitoso single de abril de 1975, “Philadelphia Freedom” y su lado B, “House of Cards”.

 

El noveno álbum de la discografía de Elton John es una verdadera joya y está considerado entre lo mejor de la música del siglo XX.