Por Oscar Fernández Herrera
La última película de Pixar debió estrenarse en los cinemas de todo el mundo porque es, fácilmente, una de sus mejores obras. Contra todo pronóstico, fue a parar directamente a Disney+, lo que podría costarle a la empresa del ratón millones de dólares y consumidores. Omitiendo este hecho, es justo mencionar que estamos frente a una reliquia animada que merece disfrutarse en más de una ocasión.
En “Turning red” conoceremos a Mei Lee, una chiquilla que lucha contra las tareas que le asigna su madre, las obligaciones escolares y los sueños reprimidos. Mei no puede fallar y, en ese afán, desconoce sus propias necesidades. Miriam, Abby y Priya completan el típico grupo de mejores amigas: ruidosas, desmedidas y tremendamente solidarias.
Todo apunta a que se trata de una de esas películas sobre la adolescencia y sus peripecias; no obstante, la dirección de los acontecimientos cambiará radicalmente cuando Mei descubra que puede transformarse en un enorme panda rojizo, lo que complicará aún más su ya de por sí agitada existencia.
En “Red” encontramos muchísimos elementos para discutir: la sobreprotección de los padres, los amplios compromisos que la tradición impone, la condición de la pubertad, el duro proceso de la madurez, y el poder para elegir libremente… todo eso (y más) esconde esta maravillosa película.
El empoderamiento de los adolescentes y la posibilidad de elegir (asumiéndonos como seres completamente emocionales) son las grandes lecciones que Domee Shi, la directora, quiere transmitirnos desde cada cuadro animado. Para los más chicos es una vista obligada, si bien los más grandes encontraremos grandes afinidades y una buena dosis de nostalgia por una época que, afortunadamente, ya se esfumó.
Paulatinamente simpatizaremos con Mei y sus razones para enfrentarse a Ming, su sobreprotectora madre. ¡Pero, al final, se trata de una película de Pixar! Esto significa que hay muchísima comedia (involuntaria y no), la música de una boy band que ruborizaría a cualquier treintañera, y la amplificación de cualquier problema, así como lo hacen los púberos de ayer y hoy. Otro de los grandes aciertos de esta cinta es el equilibrio entre el drama y el humor que se presentan.
Con “Red” viajamos ahora a China y sus milenarias costumbres (aunque Mei y sus padres viven en Toronto, Canadá), así que la animación recuerda sutilmente a lo nipón.
Superando una vez más a la competencia, Pixar se dirige a los adolescentes con tanta honestidad y naturalidad, tocando temas considerados prohibición, pero que deben abordarse sin tantos disimulos. Un clásico instantáneo, de verdad.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario