Por Edgar Fernández Herrera
En estos días que regresé a Cancún tuve que ponerme al día en muchas cuestiones; una de esas cosas era reactivar los servicios de internet y televisión por cable para evitar el aburrimiento. Después de hacerlo, saqué mi box set de la serie sesentera “Get Smart”. Volver a verla me remite a mi infancia, además de que es una de las series icónicas de la historia de la televisión. Donald James Yarmy, el protagonista, tuvo una infancia como la de cualquier otro chico de Nueva York de aquellos años. Quería ser actor, pero la Segunda Guerra Mundial se interpuso en sus sueños. Fue enviado al Pacífico, donde participó en la Batalla de Guadalcanal.
Los aires renovados después de su participación en la guerra, lo envalentonaron para perseguir su vocación. Lo intentó, pero el éxito le era esquivo, así que tuvo que ganarse la vida con diferentes oficios antes de que le llegara la fama
Después de “picar piedra” durante un buen rato, consiguió un papel estelar en The Bill Dana Show. Ahí interpretaba a un detective torpe, sin demasiadas luces, que tuvo mucho éxito. Ya conocido como Don Adams, seguía con sus presentaciones de stand up y había publicado algunos discos con sus rutinas (hábito muy usual entre los cómicos norteamericanos). Después de mucho esfuerzo había logrado hacerse de un lugar, pero todavía estaba lejos de convertirse en una estrella.
En paralelo, dos genios del humor preparaban un programa televisivo. Lo llevaron a la cadena ABC y ésta lo rechazó porque no vio futuro en él; posteriormente Buck Henry y Mel Brooks lo llevaron a la NBC que lo contrató de inmediato. Pero la NBC puso una sola condición: Don Adams sería el protagonista.
La exigencia de la NBC fue determinante para el show: se trataría de una serie de espías, tema muy común en esta década, pues la Guerra Fría estaba en su punto más alto, aunque la gran diferencia de Maxwell Smart (nuestro héroe) era su dudoso atractivo y la (aparente) poca inteligencia que requería el trabajo del espionaje. Era bastante distraído, ingenuo y hasta tonto. Don Adams le puso un toque humorístico que resultó determinante para el éxito del programa.
No estaba solo. Barbara Feldon (Agente 99) y Edward Platt (el jefe) fueron la contraparte perfecta a la personalidad de Smart.
El Superagente 86 (“Get Smart” en su idioma original y que es un título que juega con la poca inteligencia de Maxwell Smart y su apellido y elegancia) estuvo en el aire durante cinco temporadas entre 1965 y 1970. 138 episodios de menos de media hora que se convirtieron en objeto de culto y en motivo de carcajadas para varias generaciones.
En Hispanoamérica se transmitió durante décadas y su éxito se debió, principalmente, a la enorme labor de doblaje. La voz del Agente 86 corresponde a Jorge Arvizu, actor mexicano, con otros grandes personajes doblados en su haber. Ese tono tan personal y las cadencias originales están trasladadas al español con cuidado e ingenio. Sin ese trabajo artesanal, la serie no hubiera mantenido la vigencia, ni hubiera significado tanto los espectadores de habla hispana.
No exagero, es un deleite ver esta serie en español; jamás me he atrevido a ponerla en su idioma original, el trabajo de Arvizu es simplemente espectacular.

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