Por Oscar Fernández Herrera
Pedro Infante es la máxima figura popular en México. Su indiscutible talento lo colocó entre los más consentidos de su tiempo, eligiéndolo posteriormente para llevar el merecidísimo título de leyenda. Como intérprete ranchero brilló y nos regaló canciones como “Cien años”, “Fallaste corazón” y “La calandria”; no obstante, sus actuaciones en la pantalla grande fueron aún más notables.
Deteniéndonos en este último apartado, es necesario señalar que su comedia ranchera “Dos tipos de cuidado” es, sin lugar a dudas, una de las películas más simbólicas del Cine de Oro, a pesar de tener una trama sencilla y llena de los clichés del típico macho mexicano. De la misma manera, este filme lo reuniría con Jorge Negrete, otra gran figura del folclor azteca.
Jorge Bueno (Jorge Negrete) y Jorge Malo (Pedro Infante) son dos amigos que comparten el gusto por las mujeres, el juego y la parranda. Contrariamente a la creencia general del pueblo, ambos “camaradas” están “seriamente” enamorados de Rosario (prima de Jorge Malo) y María (hermana de Jorge Bueno). Después de un año de ausencia, Jorge Bueno regresa al pueblo para descubrir que su amigo (Jorge Malo) se casó con Rosario, su prometida.
Lastimado en su orgullo, Jorge Bueno decide entonces desquitarse de Jorge Malo al negarle el agua para irrigar sus tierras. La situación empeorará cuando todos sepan que Rosario tiene una bebita y Jorge Bueno comience un romance con Genoveva (Queta Lavat), hija de un mal encarado general (interpretado por el excepcional José Elías Moreno).
Es así que esta historia se desarrolla para presentarnos disparates, bribonadas y música realmente memorable (el duelo de coplas es uno de los momentos más gloriosos de la historia de la cinematografía nacional). Todos estos malos entendidos fueron ideados y dirigidos por Ismael Rodríguez.
Pese a la constante presencia del machismo en todo el relato, resulta significativo decir que en “Dos tipos de cuidado” se asoma una crítica a la implacable masculinidad de la sociedad mexicana, ridiculizándola y poniéndola en duda. En este sentido, nos encontramos con un trabajo cinematográfico que rompe, no escandalosamente, con los moldes tradicionales del charro y la forma en cómo debían comportarse. ¿Lo femenino juega un papel importante en el desarrollo de la historia? Mucho, pues de lo contrario los problemas mostrados se hubieran arreglado con violencia.
Lo anterior no empequeñece la grandeza de “Dos tipos…”; por el contrario, es ese el componente que la diferencia enormemente del resto de los filmes de la época. La solicitación de la amistad, la honestidad y la compasión son condiciones de todo hombre.
Si usted, estimado lector, no desea entrar en sesudos análisis, disfrútela como lo que es: una gran película.

No hay comentarios.:
Publicar un comentario