Por Oscar Fernández Herrera
Nos encontramos en 1994. Mucho antes del lanzamiento de “Come”, un disco que lo acercó al jazz y que se comercializó como una “obligación contractual”, y “The Black Album”, anunciado a finales de 1986, pero cancelado inmediatamente después por su contenido “maligno”, Prince ya había emprendido las grabaciones para un disco llamado (tentativamente) “The Gold Album”. La cantidad de material que emergió de esas cintas acabó en distintos álbumes: “Come”, “Chaos & Disorder”, “Crystal Ball” y “The Gold Experience”. Algunas canciones como “Angie” (de The Rolling Stones) y “The Jam” (de Graham Central Station) permanecen inéditas.
Como podrán imaginarse, estamos frente a uno de los periodos más prolíficos del geniecillo de Minneapolis, superado únicamente por el periodo que resultó de la desintegración de The Revolution, la primera banda que lo acompañó formalmente en los discos “1999”, “Purple Rain”, “Around the world in a day” y “Parade”. A diferencia de este espacio altamente creativo, Prince se encontraba en una áspera disputa con su casa discográfica y apartado de la prensa especializada. Todo esto generó un ambiente enrarecido, poco favorable para las pretensiones artísticas y comerciales de 0(+>, el nombre que Prince Rogers Nelson adoptaría para distanciarse de lo que alguna vez representó.
El primer adelanto de “The Gold Experience” ocurrió diecisiete meses antes de que el álbum llegara a las tiendas. El sencillo “The most beautiful girl in the world”, con un potpurrí que presentaba remixes del tema en cuestión y los temas originales “Interactive”, “Days of wild”, “Now”, “Poem”, “Acknowledge me”, “319” y “Pheromone”, se transmitió repetidamente en diferentes radios europeas, aunque sólo se editaría una colección de remixes llamada “The Beautiful Experience” que, en aquel momento, no guardaba relación directa con “The Gold Experience”.
La aceptación del track fue tanta que, sorpresivamente, Prince deseaba que éste se grabara en diferentes idiomas. El resultado fueron las versiones “¿Quieres ser el chico más bello del mundo”? (de Mayte García, incluida en su disco “Child of the sun”), “Le garçon le plus beau dans l’univers” (de la modelo e intérprete francesa Ophélie Winter) y otra hecha por la japonesa Kahoru Kohiruimaki se hicieron. Sin embargo, la gente de WB no estaba satisfecha con el asunto, pues alegaba una saturación del mercado.
Finalmente, el disco se presentó al público en septiembre de 1995 con el tema “I Hate U” como primer sencillo promocional e incluido en el Maxi Single “The Hate Experience”. Éste se colocó en el Top 20 del US Billboard Pop Chart, lo que pronosticó buenos resultados para el álbum y la amplísima gira que le prosiguió.
“The Gold Experience” inicia con “P. Control”, un funk sudoroso en el que Prince usa al máximo su falsetto power, con estribillos pegadizos y una melodía completamente memorable. “Endorphinmachine” es un himno roquero cargado de guitarras fuzz. De los puntos más altos del disco, si bien no es magistral en su totalidad. Metales, órgano y batería nos introducen a la balada “Shhh”, que antes grabara Tevin Campbell, en estilo mucho más sensual y delirante. Para algunos, la duración (¡más de siete minutos!) es una dificultad.
“We march” es un fallido intento político por parte de nuestro héroe; sin embargo, los latinoamericanos (especialmente los mexicanos) la reconocemos de inmediato porque el inicio cuasi infantil lo empleó por años una televisora para las entradas de sus programas. “The most beautiful girl…” aparece un poco distinta a las primeras versiones, pero es necesario decir que es mejor la interpretación del EP “The Beautiful Experience”. Por otra parte, a muchos les sonara cursi y repleta de lugares comunes. Como último dato, los músicos italianos Bruno Bergonzi y Michele Vicino acusaron a Prince de plagio por esta canción (supuestamente tomada de “Takin’ me to paradise”). Después de un larguísimo pleito, las cortes solucionaron el asunto este año.
“Dolphin” es la segunda power ballad del álbum, lista para cerrar la cara a. “Now” es un grito de guerra, fuerte y sórdido, a la altura de los clásicos “Gett Off” y “My name is Prince”. En él, 0(+> demuestra sus habilidades para rapear y mantener la destreza para componer canciones para bailar.
“319” y “Shy” con minimalistas, con sintetizadores y riffs funk muy eficientes. “Billy Jack Bitch” es, simplemente, ensordecedora (en el buen sentido). Es una fusión (no siempre efectiva) de hip hop y funk de buena manufactura. No bien termina cuando “I Hate U” irrumpe con sus (adorables) contradicciones. Sí, las metáforas pueden ser un poco deslucidas y simples, pero aún funciona bastante bien como un himno agridulce al amor.
El gran cierre está a cargo de “Gold”, un cántico espiritual repleto de armonías vocales, cuerdas y una guitarra distorsionada. Con este tema, Prince creó lo más parecido que pudo a “Purple Rain”. Un discazo con un pero: interludios desconectados que entorpecen el libre tránsito de la música.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario