Por Oscar Fernández Herrera
Por alguna insólita razón, los homicidas seriales disfrutan de la atención de las multitudes. Los repudiamos al unísono y sus brutalidades nos obligan a preguntarnos hasta dónde serían capaces de llegar para satisfacer sus malignos deseos. Con todo, seguimos sus historias y, me imagino, celebramos sus desmoronamientos. Netflix, el gigante de los servicios de streaming, le ofrece al público un número importante de documentales sobre el tema. El último de ellos se centra en John Wayne Gacy.
Presentado en tres episodios con una duración promedio de cincuenta minutos, “Conversations with a killer: The John Wayne Gacy Tapes” es un documental que nos muestra la historia de John W. Gacy, el tristemente famoso asesino de hombres en Chicago, Estados Unidos, durante la década de los setenta. El registro fílmico, aparte de relatarnos los sucesos que llevarían a la captura y el enjuiciamiento de este criminal, brinda algunos elementos que nos permiten descubrir la poca humanidad que le quedaba a John Gacy al momento de transformarse en una bestia carnicera.
Con un ritmo bastante ágil y ameno (si es que el término puede aplicarse), el documento, dirigido por Joe Berlinger, presenta las dos caras de John: el hombre de familia que creó un exitoso negocio en la industria de la construcción y el homosexual sin corazón que acabó con la vida de decenas de jóvenes.
Uno de los aspectos que hacen de “Conversations with a killer…” un documental harto recomendable es la presentación de fragmentos con las mismísimas declaraciones de este asesino, lo que recrudece la experiencia frente a la pantalla. En ningún momento simpatizaremos con John, pero sí nos preguntaremos en qué medida sus padres y las circunstancias ayudaron al nacimiento de este monstruo.
Por otra parte, corroboramos la indolencia y el desprecio de la sociedad frente a la comunidad homosexual en general. La desocupación del Departamento de Policía de Chicago con relación a las sospechas que descansaban sobre John fueron realmente criminales, pues al final costaron treinta y tres vidas inocentes.
Las imágenes de los descubrimientos de los cuerpos bajo la casa de John Gacy son realmente aterradoras. Escuchar sus justificaciones y ridículas suspicacias te mantendrán al filo del asiento.
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