Por Oscar Fernández Herrera
Conocí la música de David Bowie gracias a mi hermano. Los enaltecimientos y las recomendaciones que refirió fueron suficientes para que buscara un disco del camaleón británico. “Outside” fue el primer álbum que compré en El Chopo. Se trataba de un casete de segunda mano que me costó unas decenas de pesos. Escucharlo fue una completa manifestación sonora.
A continuación, me di a la tarea de encontrar aquellas obras maestras del intérprete inglés. Fue así que supe de “The rise and fall of Ziggy Stardust and the spiders from Mars”. ¡Qué título! Rápidamente lo compré y me dispuse a escucharlo tan pronto llegara a casa. Las sorpresas estaban a punto de ser descubiertas.
¿Qué puedo escribir con relación a esa “primera ocasión”? Simplemente puedo decir que es de esos pocos discos que una vez que los escuchas, te acompañarán para siempre. No es una obra fácil, pues está llena de secretos que irán presentándose con cada escucha atenta.
Quimérico, idealista y hasta romántico, “Ziggy Stardust” es más que un simple álbum roquero. Es un capítulo entero en el libro de la historia de la música popular. El mismo Bowie se apoderaría de la personalidad del alienígena que descendería de los cielos para librar al mundo de su destrucción gracias al poder del rock.
Con cada minuto que transcurre, la emoción crece y crece a alturas insospechadas, regalándonos un placer casi inenarrable. El disco abre con la brutal “Five years” y su apocalíptico mensaje: la aniquilación de la humanidad en tan solo cinco años. La batería, la guitarra acústica y la poderosísima voz de David Bowie son demoledoras. “Soul love” es la fantástica señal de amor que redimirá al mundo. Para muchos, se trata de la canción más floja del disco; para mí, fue la primera melodía de la que me enamoré.
Sobre este terrorífico inicio, Bowie declaró que “el tiempo límite son cinco años antes del fin del mundo. Se ha anunciado que todo acabará debido a la falta de recursos naturales. Ziggy está en una situación en la que los niños tienen acceso a cosas que creen querer. Los mayores han perdido todo contacto con la realidad y los chicos están por su cuenta para saquearlo todo. Ziggy está en una banda de rock and roll, pero ellos ya no quieren rock”.
“Moonage daydream” es la promesa que nos ofrece Ziggy Stardust: librarnos con puro rocanrol. Es una de las mejores rolas del disco gracias a los riffs de Mick Ronson. Repleta de desafinados acordes acústicos, “Starman” es la prédica directa a los humanos. No obstante, en “It ain’t easy” descubre lo difícil que será la misión.
En “Lady Stardust” atestiguamos cómo nuestro alienígena se traviste arriba de los escenarios para seducir al público. El estrellato queda confirmado en “Star”. Las trampas y las desproporciones del rock se asoman en “Hang on to yourself”.
El fatal rompimiento ocurre en “Ziggy Stardust”, un punzante glam rock que resonará eternamente. La decadencia continúa en “Suffragette city” para finalizar en “Rock and roll suicide”.
Completa la historia la memorable “All the Young dudes”, que quedó fuera de la versión final, pero que está disponible de manera física y digital. Sí, no dramatizo: “The rise and fall…” es uno de los álbumes que redefinieron a la humanidad gracias a su originalidad. Es un “debe tener” en cualquier colección musical que se respete.
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